sábado, 27 de agosto de 2011

TESORO DE GUARRAZAR

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Corona votiva visigoda. Realizada en oro, piedras preciosas y nácar en el siglo VII. Es parte del llamado Tesoro de Guarrazar.

Corona votiva del rey visigodo Recesvinto († 672). Realizada en oro y piedras preciosas en la segunda mitad del siglo VII. Es parte del llamado Tesoro de Guarrazar, hallado en Guadamur (Toledo, España) en 1853 y 1861.
La Corona de Recesvinto, o Corona votiva del rey Recesvinto es una corona realizada por los orfebres de la Hispania visigoda, (asentamiento del pueblo visigodo en la Península Ibérica, entre finales del siglo V y comienzos del siglo VIII). Ha sido fechada por los expertos en la segunda mitad del siglo VII d. C., y que perteneció a Recesvinto (? - 672), rey de los visigodos (653 - 672).
Forma parte del llamado Tesoro de Guarrazar, y fue hallada por unos agricultores en el año 1858, en el que más tarde sería denominado yacimiento arqueológico de la huerta de Guarrazar, situado en la localidad de Guadamur (Castilla-La Mancha, España), muy cerca de la capital de provincia, Toledo.



Cruz votiva visigoda. Realizada en oro, piedras preciosas, nácar y vidrio en el siglo VII. Es parte del llamado Tesoro de Guarrazar




Piezas de la llamada Gran Cruz de Guarrazar. Realizada en oro, piedras preciosas, nácar, perlas y cristal de roca en el siglo VII. Es parte del Tesoro de Guarrazar, hallado en Guadamur (Toledo, España) en 1853 y 1861. Estas dos chapas decoraban sendos brazos de la cruz por uno de sus lados.



Es un tesoro arqueológico compuesto por coronas y cruces votivas que los reyes visigodos españoles ofrecieron en su día a la Iglesia. Fue hallado entre los años 1858 y 1861 en el yacimiento arqueológico de la llamada huerta de Guarrazar, situada en la localidad de Guadamur (Castilla-La Mancha, España), muy cerca de la capital de provincia, Toledo. El tesoro está repartido entre el Museo de Cluny, en París, la Armería del Palacio Real de Madrid y el Museo Arqueológico Nacional de España (M.A.N.).
Entre todas las piezas halladas, las más valiosas son las coronas votivas de los reyes visigodos Recesvinto y Suintila (esta última fue robada en el año 1921 y jamás recuperada). Ambas de oro, engastadas con zafiros, perlas y otras piedras preciosas. Hay también otras coronas más pobres y más pequeñas, cruces votivas, y había hasta cinturones, hoy desaparecidos. Todas estas joyas encontradas en Guarrazar provienen de los talleres de orfebrería ibéricos, de gran tradición desde la prehistoria, muy vinculados en la época de los visigodos a las artes bizantinas. Emplean la técnica de granates incrustados, que fue la preferida desde siempre por los pueblos bárbaros. Las letras de las coronas están ejecutadas con alvéolos de oro donde se han incrustado granates tallados en el hueco. Los adornos repujados de las aspas de las cruces son de tipo germánico, pero la forma de las coronas votivas es totalmente bizantina. Las coronas del tesoro eran de tipo votivo y nunca las llevaron puestas los monarcas.

Detalle de la corona de Recesvinto
Las joyas bizantinas debieron ser muy abundantes, según dicen los historiadores. En el libro “Vidas de los Padres emeritenses” se cuenta que en las iglesias de Mérida había joyas para llenar varios carros. Un historiador árabe nos cuenta que al entrar los musulmanes en Toledo, encontraron en su catedral una serie de coronas votivas que los reyes visigodos habían ido donando. Muchas las fundieron para aprovechar los metales nobles. Se sabe que las joyas de la iglesia de Toledo y las del Tesoro Real fueron causa de envidias y graves disputas entre los árabes cuando conquistaron estas tierras. Una gran parte de estas coronas y cruces debieron ser escondidas por los clérigos visigodos, como ocurrió con las que estaban en el cercano monasterio de Santa María de Sorbaces.

Historia del descubrimiento


Corona y cruz votivas (M.A.N.).

Cruz votiva (M.A.N.).
Parte del tesoro de Guarrazar fue hallado por casualidad. En el año 1858 hubo unas lluvias torrenciales que causaron el desmoronamiento del terreno donde estaba la iglesia del monasterio de Santa María de Sorbaces. Salió a la luz una caja de hormigón junto al sepulcro de un presbítero llamado Crispinus. Las personas que lo encontraron lo llevaron a un platero de Toledo que fundió la mitad de los objetos. La otra mitad fue comprada por un militar francés que la llevó a París y allí la vendió al Museo de Cluny. Los descubridores en vista del hallazgo siguieron excavando y encontraron un grupo de coronas y cruces, que esta vez vendieron a la reina Isabel II, quien hizo que se depositaran en la Armería Real de Madrid.
Las coronas de los reyes Suintila y Recesvinto que llegaron hasta el museo de Cluny fueron restauradas en París, de manera que cambiaron bastante su apariencia. Así, la cruz que en la actualidad vemos pendiente del centro de la corona de Recesvinto era en realidad una fíbula (broche) y conserva aún el muelle y el cierre, además de que es de otro estilo distinto a la propia corona. El gobierno español pudo recuperar las dos coronas y las depositó en la Armería Real, pero en el año 1921, en el transcurso de una noche, desapareció la de Suintila y jamás se pudo seguir su rastro.

La Gran Cruz (M.A.N.).
El 4 de abril de 1921 se cometió el robo en la Real Armería, la corona de Suintila y un trozo de corona de enrejado que pertenecían al conjunto que poseía el Patrimonio Real, gracias a la donación de Domingo, desaparecieron. El robo se divulgó poco, sólo La Época hizo una publicación más extensa con grabados, para que sirviese de guía en la búsqueda de lo sustraído. Al parecer fueron localizados los autores del robo, pero no lo objetos de éste, que hasta hoy no han aparecido.

Corona y cruz votivas (M.A.N.).
El estudio gemológico de Juan S. Cozar y Cristina Sapalski reveló que el Tesoro de Guarrazar contiene 243 zafiros azules (cuyas características los hacen procedentes de la antigua Ceilán, hoy Sri Lanka), 3 corderitas azules (iolitas), 14 esmeraldas, 1 aguamarina, 2 adularias (piedras luna), 21 cuarzos amatista, 9 cuarzos hialinos, 6 calcedonias azuladas, 169 perlas, 154 piezas de nácar, 56 vidrios artificiales verdes, 26 vidrios artificiales azules, 2 pardo-anaranjados, 26 de color indefinido, 1 rojo y muchas piezas diminutas de granate piropo-almandino


1 comentario:

Cayetano dijo...

Si no fuera por este tesoro y por el arco de herradura, la cultura visigoda quedaría reducida sustancialmente.
Mis saludos cordiales.