jueves, 16 de julio de 2009

XUL SOLAR




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Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari (nombre artístico: Xul Solar), (San Fernando, Buenos Aires, 14 de diciembre de 1887 - El Tigre, Buenos Aires, 9 de abril de 1963). Pintor argentino autodidacta.

Su padre, de origen alemán, fue Emilio Schulz Riga, nacido en Riga, Letonia, y su madre Agustina Solari, nacida en la ciudad de Zoagli, Génova, Italia. Durante su estadía en París adopta en 1916 su nombre artístico de Xul Solar por el cual es conocido posteriormente. A su regreso a la Argentina trabaja como ilustrador para la revista Martín Fierro (1924-1927). Fue amigo de Jorge Luis Borges. Su casa, en el Barrio Norte de Buenos Aires, se transformó tras su muerte en el museo de su obra.

Xul Solar fue un personaje excéntrico, versado en religiones, en astrología, ciencias ocultas, idiomas y mitologías. Su amigo Borges contribuyó decisivamente a que se lo conociera, exaltando su figura singular, antes que su obra. Borges hizo saber que Xul era inventor de una panlengua, que de algún modo reflejaba todas las lenguas de la Tierra, y del neocriollo. También había inventado un panajedrez, en el que las casillas convencionales eran más y se relacionaban con las constelaciones y los signos zodiacales. Según Borges, Xul había creado varias cosmogonías en una sola tarde.

La pintura de Xul Solar es fantástica, antes que surrealista, como a veces se la definió. El poeta Fernando Demaría, en un ensayo entitulado “Xul Solar y Paul Klee” publicado en 1971 en la revista argentina de cultura Lyra, escribió: «No es fácil para el espíritu humano elevarse de la astrología a la astronomía, pero haríamos un error si olvidáramos que un auténtico astrólogo como Xul Solar está cerca de la fuente de las estrellas. El primitivismo de Xul Solar es anterior a la aparición de los dioses...” Xul Solar era un profundo conocedor de la astrología. Al menos a partir de 1939 comenzó a diseñar cartas astrológicas. Cuerpos, máscaras, astros, cúpulas, ojos, banderas, escaleras, edificios, figuras precolombinas, signos de todas las religiones, flotan en el espacio, sin apoyatura. Recuerdan al arte primitivo rupestre. Y sugieren la realidad como una serie de visiones sin tiempo ni espacio. Son obras cromáticamente intensas aunque generalmente de formato pequeño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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