lunes, 20 de agosto de 2012

LAS TENTACIONES DE SAN ANTONIO by EL BOSCO



Las tentaciones de San Antonio, de El Bosco, un triptico de la escuela flamenca, que se conserva en Lisboa, 
El Bosco, Uno de los mayores exponentes de la pintura flamenca de los siglos XV y XVI, sorprende por lo atrevido y avanzado de sus ideas, la representacion de personajes oniricos y animales antropomorfos, catalogables para algunos de los estudiosos,como "surrealistas"aun  a pesar de pertenecer todavia al medioevo pero sobre todo la creacion de atmosferas inquietantes,donde lo pecaminoso, lo oscuro, y lo demoniaco, no se ofrecen con fines meramente doctrinarios, sino que en algunos casos como una autentica revelacion-sincera hasta el punto de obcena- de quienes somos los humanos en esencia y sin mascaras de los monstruos que en definitiva habitan en todos nosotros.  Se trata nada mas ni nada menos de que nos contemplemos en ese espejo ,tal y como somos y de que cada cual saque sus propias conclusiones. 
En la simbologia de la pintura del Bosco, aparecen el mundo conciente y el inconciente, entremezclados con influencias de los sermones tremendistas y amenazantes de algunos misticos de la epoca, asi como de las descripciones de rituales magicos, alusiones eroticas, a los proverbios y tradiciones populares, pero sobre todo de la alquimia, lo que hizo que su obra fuese tachada por algunos como herejia. En realidad lo unico que pretendia el Bosco, en un clima prerreformista, era poner en evidencia ciertos vicios y comportamientos sociales como la relajacion de costumbres, que se estaba produciendo en algunas ordenes religiosas.  El tono satirico y humoristico que impregna sus obras, no se desmarca de un plano profundamente moral e intelectual, que el artista se ocupo de documentar ampliamente con la simbologia del esoterismo, la alquimia y la ciencia cabalistica.
En el fondo El Bosco desea compatir esa presencia del "mal", del desorden,de lo oscuro en el mundo.
                                                                                                               by BLANCA MUñOZ



 Panel central del tríptico, Tentaciones de San Antonio
 Autor:El Bosco
 Fecha:1505-06
 Museo:Museo Nacional de Arte Antiga
 Características:131,5 x 119 cm.
 Material:Oleo sobre tabla
 Estilo:Pintura Flamenca
Los tres paneles del tríptico, el San Antonio y la reina de los diablos, Vuelo y caída de San Antonio así como esta escena central con las tentaciones, son de lo mejor de la producción de El Bosco. Cerrado, el tríptico nos muestra dos escenas de la pasión de Cristo en grisalla, tal y como hizo en otras obras como por ejemplo el tríptico del Juicio Final. En la tabla central, que es la que ahora vemos, se concentran todo tipo de tentaciones. El rostro sereno del santo está en el centro geométrico del cuadro, hacia el que convergen los diferentes grupos de monstruos y personajes grotescos. Los monstruos ocupan los cuatro elementos: vuelan por el aire, escapan del fuego del incendio en el horizonte, caminan o se arrastran por la tierra y bullen en el agua oscura del río inferior. Los personajes que salen de una cereza incitan a la lujuria. Los que preparan la mesa junto al santo invitan a la gula. La confusión general promueve la herejía y la pérdida de la fe, ante lo que el santo tan sólo puede reaccionar con la plegaria. En la torre en ruinas podemos vislumbrar un altar con el crucifijo que indica la única vía segura de salvación.    
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San Antonio y la reina de los diablos
 Lateral del tríptico de las Tentaciones de San Antonio, San Antonio y la reina de los diablos
 Autor:El Bosco
 Fecha:1505-06
 Museo:Museo Nacional de Arte Antiga
 Características:131,5 x 53 cm.
 Material:Oleo sobre tabla
 Estilo:Pintura Flamenca
Este cuadro es una de las alas laterales del tríptico de las Tentaciones de San Antonio. El otro lado lo constituye el Vuelo y caída de San Antonio, en cuyo reverso figura una escena de la pasión de Cristo, al igual que en este cuadro que ahora contemplamos. A San Antonio le acosan diversas visiones que le llaman a los placeres mundanos: en el centro, una princesa endemoniada le ofrece su cuerpo desnudo. Abajo, una mesa llena de manjares y sostenida por seres desnudos le recuerda el hambre provocada por el ayuno del retiro. Al igual que en el Vuelo..., el paisaje que sirve de marco a la escena es sereno y despejado, todo lo contrario al panel central, con todo tipo de Tentaciones.      
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Vuelo y caída de San Antonio

 Lateral del tríptico de las Tentaciones de San Antonio, Vuelo y caída de San Antonio
 Autor:El Bosco
 Fecha:1505-06
 Museo:Museo Nacional de Arte Antiga
 Características:131,5 x 53 cm.
 Material:Oleo sobre tabla
 Estilo:Pintura Flamenca
San Antonio fue uno de los santos que más apareció en la obra de El Bosco por las posibilidades que ofrece como modelo de conducta del buen cristiano frente a las tentaciones del mundo. San Antonio se retiró a meditar al bosque y sufrió todo tipo de tentaciones, ataque y acoso de los demonios. Ese cuadro es el panel lateral del tríptico que El Bosco dedicó a las Tentaciones de San Antonio, completado con San Antonio y la reina de los diablos, y el propio panel central que da nombre al tríptico. Esta escena muestra una de las torturas a las que el santo fue sometido: los diablos sostuvieron su cuerpo y lo elevaron por los aires para luego dejarlo caer. En el cuadro vemos los dos momentos, cuando el santo está volando sobre los cuerpos monstruosos de los diablos y cuando sus compañeros frailes le recogen medio muerto. Un par de detalles curiosos: el extraño pájaro con patines que está en el estanque sostiene en su pico la firma del pintor. Este pudiera haberse retratado en el campesino que ayuda a los monjes a sostener a San Antonio
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Tríptico cerrado


Tríptico de las Tentaciones de san Antonio (cerrado):
El Prendimiento y Cristo con la Cruz a cuestas
Cuando el tríptico está cerrado, se ven dos escenas en grisalla: a la izquierda, el Prendimiento; a la derecha, Cristo subiendo al Calvario con la Cruz a cuestas.
El primer plano del Prendimiento está ocupado por san Pedro, cortando la oreja a Malco. El Prendimiento propiamente dicho está detrás, ocupando la mitad superior. Jesucristo está caído en el suelo y lo rodean los soldados. En el borde izquierdo se ve una figura vuelta de espaldas: es Judas Iscariote.
Del mismo modo, en la otra escena, la subida de Cristo al Calvario está en segundo término, con la figura de la Verónica arrodillándose ante Jesucristo; el primer plano está ocupado por los dos ladrones: el malo a la izquierda, el bueno a la derecha, confesándose.
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En la hoja  del reverso del Tríptico encontramos la escena de la captura de Cristo en Getsemaní, en primer plano vemos a Pedro cortando la oreja del guardia del templo, a su izquierda Judas huye con las 30 monedas de Plata, y al fondo vemos cómo los guardias del templo arrestan al Señor que aparece caído ante la violencia de la escena. Sobre la montaña aparece de forma simbólica un cáliz, aquel del que Cristo bebería por la salvación del Mundo. 
La hoja muestra a Cristo cargando con la Cruz ayudado por el Cireneo, caído, lo que permite a la Verónica limpiar su rostro con el paño. El cortejo de soldados muestra su impaciencia por continuar el camino. En primer plano aparecen los dos ladrones, Dimas y Gestas, hablando con sendos frailes que parecen darles el Sacramento de la Penitencia, lo cual es claramente anacrónico.


Pintor genérico El Bosco. Jerónimo Bosch
Nacionalidad: Holanda
Hertogenbosch 1450 h. - Hertogenbosch 1516
Pintor
Estilo: Pintura Flamenca
Escuela:


Obras: 91
El Bosco es el apelativo por el que conocemos en España al genial pintor holandés Jeroen van Aeken. Nació en la localidad holandesa de Hertogenbosch, cerca de Amberes, en el ducado de Bravante. Sin embargo, no hay noticias de que saliera de su ciudad natal, ni siquiera a la próspera ciudad comercial de Amberes. Su familia estaba dedicada tradicionalmente al oficio de pintor: su abuelo, su padre, su tío, sus hermanos y su hijo. El taller familiar lo heredó Goosen, su hermano mayor, que de esta forma poseía en exclusiva el derecho a usar el apellido familiar Van Aeken que distinguía las obras de este taller frente a las de otros talleres de pintores. Por ello, Jeroen tuvo que buscar un nombre con el que organizar su propio taller y diferenciarse de su hermano; latinizó su nombre de pila transformándolo en Hieronimus y eligió por apellido el nombre de su ciudad natal S'Hertogenbosch, simplificado Bosch, nombre que en España derivó hacia El Bosco. Este cambio en su nombre tuvo lugar hacia 1480, cuando también se casó con Aleyt van Meervene, joven procedente de una buena familia que proporcionaba una buena dote al matrimonio. Por esas fechas, Hieronimus obtuvo el título de maestro, imprescindible para trabajar de forma independiente. Los encargos debían ser numerosos, ya que queda constancia de que pagaba uno de los tributos más altos de la ciudad y de que vivía en la mejor zona de la ciudad, en la plaza mayor. Su clientela estaba formada por burgueses, clérigos, nobles y la Hermandad de Nuestra Señora, cofradía religiosa dedicada a la Virgen de la que El Bosco era miembro. Uno de sus encargos más importantes lo recibió en 1504: pintó para Felipe el Hermoso un Juicio Final, lo que indica que su fama había llegado a la Corte borgoñona. Su estilo recogía claramente los fantasmas de los años finales de la Edad Media, en los que la salvación tras la muerte era una gran obsesión. Existen pocos datos de su vida, siempre llena de leyendas que intentan explicar el enigmático significado de sus cuadros. Su formación como pintor la pasó en el seno de su familia: fueron sus propios hermanos y su padre quienes le enseñaron el oficio artesanal. De esto se deriva una cierta torpeza compositiva, aunque enseguida estableció su temática favorita: la debilidad humana, tan proclive al engaño y a ceder a las tentaciones. Una de sus fuentes de inspiración favoritas fue la cultura popular. Los refranes, los dichos, las costumbres y leyendas, las supersticiones del pueblo le dieron múltiples temas para tratar en sus cuadros. Da a los objetos de uso cotidiano un sentido diferente y convierte la escena en un momento delirante, lleno de simbolismos. Todos sus cuadros están impregnados de un sentido del humor burlesco, a veces cruel. El Bosco vivió en un mundo cruel, la organización de los estados nacionales brillaba por su ausencia y en los terrenos rurales se imponía la ley del más fuerte. La ignorancia y el analfabetismo alcanzaban a un 90% de la población, que veía su esperanza de vida en poco más de los cuarenta años. Las enfermedades endémicas y las epidemias, frecuentemente de peste, diezmaban a la población, cuando no se trataba de guerras mantenidas durante años. En tal estado de cosas, en toda Europa se produjeron abundantes movimientos heréticos, sectas que trataban de romper con la Iglesia, que ostentaba un poder y un lujo excesivos. Los movimientos heréticos trataban de retornar a las raíces del primer cristianismo, con comunidades en las que se compartieran los bienes. Casi todas las sectas fueron perseguidas, con casos como el de Savonarola en Italia. Sin embargo, en Alemania, muy cerca de Países Bajos, Lutero conseguiría triunfar pocos años después de la muerte del Bosco. Es decir, nuestro artista vivió en una época de crisis espiritual muy profunda, que condujo poco después a la ruptura del mundo cristiano. El Bosco prácticamente pintó sólo obras religiosas. Su piedad era extrema, rigurosa, y presentaba un mundo enfangado, que se revolcaba en el pecado, casi sin esperanza de salvación. El Bosco ve a sus congéneres pudriéndose en el Infierno por todo tipo de vicios. Se tiende a mirar sus obras como productos magníficos de la imaginación y no hay tentación más fácil que identificarlo con el surrealismo. Se comete el error de pensar que El Bosco pintó para nosotros, que se adelantó a nuestra visión de época y que en ello radica su valor como visionario. Pero lo hizo hace más de 400 años y nosotros hoy día somos incapaces de comprender todos los símbolos y lecturas con que impregnó sus cuadros. Tan sólo aquellas imágenes que resultan familiares son rápidamente extraídas de su contexto y examinadas a la luz de la psicología del siglo XX. En la época del Bosco no existía la psicología. El mundo religioso estaba tan presente o más como los fenómenos cotidianos. En un mundo donde no se sabía leer ni existían imágenes apenas, los cuadros del Bosco presentaban una realidad tan cotidiana como los trabajos del campo. La presencia continua del pecado y la amenaza del infierno eran ley de vida, contra la que se revelaban la "devotio moderna" o los seguidores de Lutero: interpretación personal de la Biblia, diálogo íntimo con Dios, salvación a través de la fe y no de los actos externos. Algunos centros urbanos de importancia tratan de cambiar el mundo, de racionalizar la vida del ser humano y de desterrar el miedo y la superstición. La ciencia sepulta mitos y la filosofía se trata de conjugar con la religión. Es el mundo de Durero y de Leonardo, de Erasmo, de Maximiliano I y de Carlos V. Sin embargo, El Bosco jamás entró en contacto con la cultura urbana ni con las renovaciones que se estaban produciendo en los Países Bajos, Italia y España. El Bosco representa el arte de provincias, casi sin influencia de los movimientos contemporáneos. Muere en 1516, tres años antes que Leonardo da Vinci, su más estricto contemporáneo. Comparemos sus obras y tratemos de comprender cuál era el mundo real en el que vivía la mayor parte de la sociedad europea del siglo XVI y cuál el mundo reducido de las cortes llenas de intelectuales donde se pretendía cambiar el concepto del mundo basado en Dios por el de un mundo basado en el hombre.
            





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Director de la colección: Luis Sanguino Arias 

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