lunes, 20 de septiembre de 2010

DOMENICO GHIRLANDAIO






















































































Domenico Bigordi o Domenico Curradi, más conocido por el apodo Ghirlandaio (1449 - 1494) fue un pintor cuatrocentista italiano.





Formación Adoración de los Magos (1488).
Aunque nacido como Domenico di Tommaso Curradi di Doffo Bigordi, con los apellidos Curradi por el padre y Bigordi por el abuelo, generalmente se le llama Domenico Bigordi, aunque hay autores que con buen criterio le llaman con el apellido paterno, Domenico Curradi. El apodo de Ghirlandaio (fabricante de guirnaldas) fue a consecuencia de la actividad profesional de su padre (o tal vez de alguno de los jóvenes maestros de su taller), que fue joyero del Puente Vecchio y conocido creador de guirnaldas, las cuales llevaban como adorno sobre la frente las jóvenes florentinas, aunque no está claro si fue él el inventor de dicho adorno.
Domenico, el mayor de ocho hermanos, primero trabajó como aprendiz de orfebre, probablemente en el taller del padre. Acostumbrado por su oficio al contacto con los pasantes, se piensa que convenció a Alessio Baldovinetti a llevarlo con él a su taller como ayudante de pintura y mosaico. Su juventud pasó en total anonimato, hasta el punto de que no se le conoce residencia fija ni siquiera a una edad tan tardía como los treinta y un años. Los años siguientes, entre 1480 y hasta su muerte en 1494 a un edad relativamente joven, fueron sin embargo extraordinarios, y durante ese tiempo se convirtió en el pintor más hábil de su tiempo. Continuamente ocupado durante ese tiempo, produjo una obra numerosa y de una calidad excelente, no conociéndose, sin embargo, ningún trabajo en los tres últimos años de su vida, es decir, posteriormente a 1491.
[editar] Sus primeras obras en Florencia
En 1480 Ghirlandaio pinta un San Jerónimo y otros frescos en la iglesia de Ognissanti, en Florencia, incluyendo una Última cena a tamaño real en su refectorio. Hacia 1480 se data también el fresco de la Última Cena en el refectorio del Convento de San Marcos. Entre 1481 y 1485 trabajó en los frescos de la Sala del Reloj (también conocida como la sala de los Lirios) del Palacio Vecchio. Allí pinta una Apoteosis de San Zenobio, obra "metafísica" con muchas estructuras arquitectónicas, medallones con héroes de la antigua Roma y otros detalles interesantes que crean una perspectiva sorprendente de gran dignidad arquitectónica.
[editar] Su trabajo en Roma y San Gimignano
Mientras se encuentra ocupado en Florencia, es convocado a Roma por el papa Sixto IV para participar en la decoración mural de la Capilla Sixtina, adonde llega en 1483. En la Sixtina desarrolla, probablemente antes de 1484 un fresco que cuenta con bien pocos rivales en su temática: Cristo que nombra a Pedro y Andrés sus apóstoles, obra de excelente factura y muy interesante por su metódica definición, la cual, sin embargo, padece un pobre colorido. El paisaje del fondo, en particular, es claramente superior a cualquier otro de los que podemos encontrar en las obras de la Capilla Brancacci, realizados por Masaccio y sus colaboradores, y que por cierto fueron atentamente estudiados por el Ghirlandaio. Durante ese mismo periodo realizó algunos otros trabajos en Roma, por desgracia perdidos.
Antes de 1485 realizó los frescos de la capilla de Santa Fina (que pueden fecharse en torno a 1475) en la ciudad toscana de San Gimignano. La misma poesía que lleva a las más extremas consecuencias las enseñanzas de Masaccio encuentra aquí cotas insuperables, sobre todo en la escena de la santa moribunda y en la de su funeral, mientras que aparecen casi como obras accesorias las escenas que representan los milagros de la santa. Sebastiano Mainardi colaboró con él tanto a Roma como a San Gimignano, quedando tan satisfecho el Ghirlandaio de su trabajo que permitió que éste se casara con su hermana.
Regreso y fama en Florencia

Santa María Novella.
Es entonces cuando regresa a Florencia, y emprende en la iglesia de la Santa Trinidad y en Santa Maria Novella la obras que van a confirmar su fama.
Los frescos de la Capilla Sassetti en la iglesia de Santa Trinidad son seis episodios de la vida de San Francisco junto con algunos temas clásicos, datados en 1485. Los tres episodios principales son: San Francisco recibiendo del papa Honorio III la aprobación de la regla de su orden, La muerte y exequias de san Francisco y La resurrección por intercesión del santo de un niño de la familia Spini, que había muerto al caer desde una ventana. En el primer trabajo hay un retrato de Lorenzo de Médicis y en el tercero un autorretrato del pintor, el cual introdujo también en una de las obras de Santa María Novella y en la Adoración de los Magos en el Hospital de Los Inocentes. La tabla de altar de esta capilla, La Adoración de los Pastores, se encuentra ahora expuesta en la Galería de la Academia de Florencia.
Inmediatamente después de haber terminado esta obra, se le solicitó que renovara los frescos del coro de Santa Maria Novella. Este coro era parte de la capilla de la familia Ricci, pero las familias Tornabuoni y Tornaquinci, ahora mucho más ricas que ésta, se hicieron cargo de los costos de la restauración con algunas condiciones, como el tener que conservar los escudos de los Ricci, lo cual dio lugar a una serie de incidentes. Se le llama también Capilla Tornabuoni. Estos frescos, a los cuales contribuyeron varios ayudantes, están dispuestos en cuatro ciclos a lo largo de las paredes y tienen como tema las vidas de la Virgen y de Juan el Bautista. Añadido a su interés artístico, estas obras son particularmente interesantes por los numerosos retratos, los cuales cuentan con un valor histórico intrínseco debido al conocimiento iconográfico de los personajes, además de su valor técnico por la especial capacitación del Ghirlandaio para el retrato.
Hay al menos veintiún retratos de miembros de la familia Tornabuoni y Tornaquinci; en el Ángel que se aparece a Zacarías encontramos los retratos de Poliziano, Marsilio Ficino y otros; en la Anunciación de Ana e Isabel se puede reconocer a la bella Ginebra de Benci, famosa por el retrato que le hizo Leonardo da Vinci (National Gallery de Washington); en el Prendimiento de Joaquín en el Templo aparecen retratados Mainardi y Baldovinetti (o quizás la última figura sea el padre del Ghirlandaio).
Se relaciona con dichos frescos, el Retrato de Giovanna Tornabuoni (1488), del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, único ejemplo de Ghirlandaio en España.
La Capilla Ricci fue reabierta y completada en 1490; la tabla del altar, ahora retirada de la Capilla, fue probablemente pintada por Ghirlandaio con la ayuda de sus hermanos David y Benedicto, pintores también aunque no a su altura, estando la ventana ejecutada directamente por Domenico. De1491 es el fresco dedicado a la Natividad de María en Santa María Novella.
Otros trabajos notables son la tabla de altar ejecutada al tempera con la Virgen adorada por los santos Zenobio, Justo y otros, pintada en la iglesia de San Justo pero ahora conservada en la Galeria de los Uffici, el Cristo en la Gloria con Romualdo y otros santos de la abadía de Volterra, la Adoración de los Magos de 1488 en la iglesia de los Inocentes (posiblemente su mejor creación) y finalmente la Visitación conservada en el Museo del Louvre y que es probablemente su última obra, de 1491.
Ghirlandaio no se dedicó demasiado al desnudo; una de las obras de este tipo, el Vulcano y sus ayudantes que forjan los Rayos, fue pintado para el Spedaletto pero (como tantas otras citadas por el Vasari) está ahora perdida. Dos de sus retratos se conservan en la National Gallery de Londres. Existen también algunos mosaicos producidos antes de 1491, de los cuales el más célebre es la Anunciación expuesta sobre una de las entradas de la catedral de Florencia.
Últimos años
Domenico Ghirlandaio murió de peste el 11 de enero de 1494, y fue sepultado en la iglesia de Santa María Novella. A lo largo de su vida se casó dos veces y dejó seis hijos, de los cuales tres fueron varones. Uno de ellos, Ridolfo continuó con el taller paterno. Tuvo una larga y honorable línea de descendencia, que llegó hasta el siglo XVII, cuando el último miembro de su linaje abrazó la vida monástica. Es probable que Domenico muriera en la pobreza, y todos los datos que se conocen de su vida parecen indicar que fue un hombre gentil, honorable, concienzudo y de notable diligencia.
Consideraciones sobre su pintura

Viejo con su nieto, Museo del Louvre de París.
El valor artístico del Ghirlandaio puede considerarse superior a todos sus precursores y contemporáneos, conformando junto con Giotto, Masaccio, Filippo Lippi y Botticelli el elenco de los más grandes pintores italianos del Renacimiento. Su esquema compositivo es grandioso y decorativo, su claroscuro excelente, y en particular su técnica de la perspectiva es muy elaborada. El uso de los colores es más discutible, sobre todo en los cuadros al tempera, que aparecen a menudo demasiado brillantes, mejorando mucho en los frescos. Utilizó exclusivamente estas dos técnicas, y nunca la pintura al óleo.
Una cierta dureza de los contornos, similar a la de los personajes de las esculturas de bronce podría indicar un formación inicial en el campo de éste tipo de esculturas. Fue el primero en introducir en el arte florentino la mezcla de arte sacro y profano que ya se practicaba previamente en Siena. Sus dibujos de las figuras de Cristo, la Virgen y los ángeles no son los de más alto nivel; un defecto en sus dibujos que se suele resaltar a menudo es la excesiva fineza de las manos y pies. Una de sus máximas era: pintar se corresponde con dibujar. Ghirlandaio fue un maestro nunca satisfecho, y expresó en cierta ocasión el deseo de tener todos los lienzos de muralla de Florencia para cubrirlos de pinturas. Decía a sus asistentes en el taller que no rechazaran ningún encargo que les ofrecieran, aunque fuese para decorar un armario de señora, e incluso llegó a ejecutar personalmente trabajos de esa índole a pesar del descontento de sus aprendices. No fue sin embargo una persona ávida de dinero, como lo prueba la anécdota de la rapidez con la que renunció a un contrato extra referente a los frescos de la Capilla Ricci, ofrecido por el rico Tornabuoni.
Según Giorgio Vasari, Ghirlandaio fue el primero en eliminar de sus pinturas el uso de los dorados, representando de modo realista cualquier objeto de los que convencionalmente se pintaban así; se pueden reseñar algunas importantes excepciones, como por ejemplo la luminosidad del paisaje en la Adoración de los Magos, expuesta actualmente en la Academia de Florencia, y que obtuvo mediante la utilización del oro.
Muchos de sus dibujos y estudios son de notable vigor gráfico y pueden contemplarse en la Galeria de los Uffici. Uno de los grandes méritos del Ghirlandaio es el de haber iniciado en el arte a Miguel Ángel, el cual sin embargo no permaneció mucho tiempo en su taller.

martes, 14 de septiembre de 2010

PORCELANAS MING

































































































Plato de la Dinastía Ming Autor: Fecha:1465-87 Museo:Museo Nacional de Taipei Características: Material:Porcelana Estilo:
La porcelona como material había prácticamente alcanzado su desarrollo; sin embargo, todavía quedaba mucho que decir acerca de su calidad como soporte decorativo. Tras el colapso económico que supuso la caída de la dinastía Yuan, que afectó muy directamente a la producción de la porcelana, el primer emperador Ming se marcó como una de las prioridades de su reinado la reorganización de la industria alfarera. Esto suponía no sólo la reactivación de una de las fuentes de ingresos más importantes del Imperio, sino un símbolo del nuevo poder. La recuperación de esta tradición plenamente china, interrumpida por el reinado de los emperadores mogoles, estaba ligada al mundo del arte, y si en el terreno de las artes plásticas se inclinó por el academicismo, eligió el material más noble y delicado para iniciar un período marcado por las innovaciones decorativas, la vitalidad de las formas y una continuada renovación. Estos principios básicos permanecieron durante el reinado de todos los emperadores de la dinastía Ming, ligando sus nombres a la eternidad. Así al referirnos a una porcelana de este período observaremos que no sólo se define por su forma o por su decoración, sino y especialmente por el reinado en el que fue hecha: Zhengde, Chenghua, Hongzhi, Xuande, Jiajing, Wanli...




















































































































































































BEIJING, 25 ago (Xinhuanet) -- Los grandes jrrones de porcelana colocados en el exterior de las residencias del Palacio Imperial de Beijing, han fascinado tanto a los visitantes como a los especialistas por su exquisita decoración y elegancia.
La historia de su fabricación se remonta al siglo XII. Las piezas fabricadas en los hornos imperiales de la "capital de la porcelana", Jindezheng, durante las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), son las más finas.

Según los expertos, en la antigüedad, debido a la inexistencia de instalaciones contra incendios, incluso en el Palacio Imperial, los grandes jarrones colocados fuera de las estancias y salones imperiales, servían de equipos contra incendios.
Éstos podían contener más de 2,000 kilos de agua, y servían así como extintores contra cualquier fuego que pudiera ocurrir. En el Palacio Imperial se encontraban centenares de jarrones para este propósito.
Sin embargo, los modestos jarrones de metal nada tenían que ver con la elegancia de los preciosos jarrones de porcelana, que representaban la dignidad y la nobleza del emperador, con su delicado diseño de dragones, y que además servían de exquisitos ornamentos en el palacio, especialmente en las residencias de los emperadores, emperatrices y las concubinas de las dinastías Ming y Qing.

















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Plato del “Racimo de Uvas”Periodo Ming, reinado de Yongle (1403-1424 dC) Porcelana con bajoesmalte azulDiámetro: 37.5 cmThe Avery Brundage CollectionNúmero de adquisición: #B65 P6 Imagen cortesía del Asian Art Museum of San Francisco. Copyright reservado.
A mediados del siglo XV, la cerámica china era prácticamente sinónimo de porcelana azul y blanca en Oriente Medio y en Europa. De hecho, mientras la cerámica azul y blanca de Jingdezhen era inmensamente populare entre los Timúridas, Mogoles y otros khanatos musulmanes del oeste, apenas atrajo la atención de la corte imperial Ming hasta mucho más tarde. Estas cerámicas eran creada para el lucrativo mercado internacional, y para regalos diplomáticos.1
Este plato es notable por su diseño de “racimos de uvas”. Las uvas están pintadas con abundante esmalte que crea manchas azul oscuro, un efecto conocido, traduciendo del chino como “apilar”. Las uvas están rodeadas por un diseño de olas en el borde exterior, y una serie de doce tipos de flores diferentes en el interior. 2 Aunque el motivo de las uvas es de origen extranjero, tiene una historia muy larga en China, y se cree que se transmitió a través de los patrones textiles ya en el periodo Han. El vino de uva no era tampoco desconocido en la China Ming, aunque no se consumía regularmente; esto contrasta con el periodo Tang, cuando se importaba gran cantidad de vino a través de los comerciantes de la Ruta de la Seda, e incluso se producía domésticamente.
Este plato pertenece a una serie que fue hecha específicamente para el consumo extranjero, o posiblemente como tributo de alta calidad. El plato está marcado con una inscripción que indica que formó parte de la colección del emperador Mogol Shah Jahan en el año 1643-44.3
Traducción de Alexandra Prats, revisada por Dolors Folch



Un arte imperial: la porcelana mingÉpoca: ChinaInicio: Año 1368Fin: Año 1644Antecedente:La Dinastía MingSiguientes:Tipos cerámicosEl uso del colorMonocromosMotivos decorativos
(C) Joaquín Yarza Luaces
Con la dinastía Ming la porcelana conoció uno de sus períodos más representativos, tanto en la historia del arte chino como en el mundo europeo, pasando su nombre a ser sinónimo no sólo de este período dinástico sino de su país. Como material había prácticamente alcanzado su desarrollo; sin embargo, todavía quedaba mucho que decir acerca de su calidad como soporte decorativo. Tras el colapso económico que supuso la caída de la dinastía Yuan, que afectó muy directamente a la producción de la porcelana (destrucción de hornos, paralización del comercio), el primer emperador Ming se marcó como una de las prioridades de su reinado la reorganización de la industria alfarera. Esto suponía no sólo la reactivación de una de las fuentes de ingresos más importantes del Imperio, sino un símbolo del nuevo poder. La recuperación de esta tradición plenamente china, interrumpida por el reinado de los emperadores mogoles, estaba ligada al mundo del arte, y si en el terreno de las artes plásticas se inclinó por el academicismo, eligió el material más noble y delicado para iniciar un período marcado por las innovaciones decorativas, la vitalidad de las formas y una continuada renovación. Estos principios básicos permanecieron durante el reinado de todos los emperadores de la dinastía Ming, ligando sus nombres a la eternidad. Así al referirnos a una porcelana de este período observaremos que no sólo se define por su forma o por su decoración, sino y especialmente por el reinado en el que fue hecha: Zhengde, Chenghua, Hongzhi, Xuande, Jiajing, Wanli... La reindustrialización pasó por la reconstrucción de la ciudad alfarera de Jingdezhen, situada en la provincia de Jiangxi. A la par se designaron oficiales de la corte, en su gran mayoría eunucos, que diseñaron las estrategias de producción y distribución de las mercancías. A pesar de ello, el control de la corte Ming no fue tan fuerte y directo como en la dinastía Qing (1644-1911), pero en cierto sentido perdió la libertad que proporcionaron los emperadores mogoles a los alfareros. La especialización en el trabajo se impuso, existiendo operarios destinados exclusivamente a las pastas, los colores, la cocción, decoración, marcas..., llegando a constituir una verdadera ciudad-alfarera en Jingdezhen. Sus hornos no sólo fabricaron porcelana para la corte, sino que también lo hicieron para el mercado interior que cada día demandaba mayor número y variedad de piezas, debido a la ascensión de la burguesía mercantil y urbana. Al uso cotidiano (vajillas, juegos de té...), se añadieron valores decorativos como regalo para reconocer honores, premiar a los candidatos a los exámenes de la corte, así como para ofrendas de carácter religioso. Junto a la gran demanda interior, pronto se reavivó el comercio con el exterior. En los primeros tiempos de la dinastía, los países que demandaban porcelanas continuaron siendo sus vecinos del sudeste asiático (Thailandia, Vietnam...) y las cortes islámicas (Estambul, Teherán), pero tras los primeros contactos iniciados con los portugueses a mediados del siglo XVI los mercados se ampliaron hasta las cortes europeas. La seda dejó de ser la mercancía procedente de Asia y fue sustituida con pleno derecho por la porcelana, utilizándose los mismos caminos de distribución, esto es la Ruta de la Seda, que a partir del siglo XIII ya se había convertido en la Ruta de la Porcelana. Esta gran diversidad de clientes y la fuerte demanda de porcelana que todos ellos realizaban, obligó a ampliar considerablemente la producción, así como a crear una gran variedad que tanto se surtía de motivos o formas foráneas, como se erigía en inspiración para distintas producciones cerámicas: las turcas de Iznik, las persas de Meshed y Kirman o las japonesas. Todos estos factores, junto al propio renacimiento artístico de la dinastía, ayudaron a crear una porcelana cuyas características fundamentales fueron su gran vitalidad, su continua renovación y la variedad de formas y motivos decorativos. La vitalidad se observa en la absoluta integración entre forma y decoración. Si con la dinastía Song (960-1125) se alcanzó el máximo esplendor en cuanto a contención estética y valoración de la forma, a partir de la introducción de la técnica del cobalto azul aplicado bajo cubierta durante la dinastía Yuan, la porcelana china adquiere un valor añadido, al aplicársele una decoración viva y colorista que complementa y dignifica las formas. Como todos los procesos creativos, a su desarrollo inicial y consolidación siguió una fase de decadencia y manierismo que estudiaremos al referirnos a la producción cerámica de la última dinastía china.





























martes, 7 de septiembre de 2010

TIZIANO

La Bacanal, (1518-19): Formó parte de la trilogía de las Bacanales encargada por Alfonso I de Este para su castillo de Ferrara. En el pentagrama que aparece junto a las muchachas se puede leer escrito en francés antiguo: "Quien bebe y no vuelve a beber, no sabe lo que es beber" (Museo del Prado).


En este retrato (h. 1510) tradicionalmente se reconoce a Ariosto. El modelo, que parece girarse para mirar fijamente al observador con gesto desdeñoso y seguro de sí mismo,


click a las imagenes para ampliar









































































































































































































































Tiziano Vecellio o Vecelli, conocido tradicionalmente en español como Tiziano o Ticiano (Pieve di Cadore, Belluno, 1477 - Venecia, 27 de agosto de 1576), fue un pintor italiano del Renacimiento, uno de los mayores exponentes de la Escuela veneciana.
Reconocido por sus contemporáneos como "el sol entre las estrellas",Tiziano es uno de los más versátiles pintores italianos, igualmente capacitado para ejecutar retratos, paisajes (dos de los temas que le lanzaron a la fama), escenas mitológicas o cuadros de temática religiosa. Si hubiese fallecido a los cuarenta años, seguiría considerándosele el artista más influyente de su época. Sin embargo, tuvo una larga y dilatada carrera, y su obra atravesó muchas y diferentes etapas, en las que su estilo cambió tan drásticamente que algunos críticos tienen problemas para creer que los cuadros de su primera etapa y los de las posteriores hayan salido de la misma mano.
En cualquier caso, el conjunto de su obra se caracteriza por el uso del color, vívido y luminoso, con una pincelada suelta y una delicadeza en las modulaciones cromáticas sin precedentes en la Historia del Arte occidental.


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Tiziano fue el pintor más importante del siglo XVI en Venecia, Italia, así como el primero en tener una clientela internacional. Fue pintor de corte del sacro emperador romano Carlos V, con el que supuestamente entabló una gran amistad. Tiziano dominó un amplio abanico de temas: desde los devocionales a los mitológi­cos, pasando por los retratos y las alegorías. Fue uno de los máximos exponentes de la técnica del colorito vene­ciano y es considerado uno de los genios máximos de la pintura universal.


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Tiziano Vecellio nació en Pieve di Cadore, el Véneto, Italia. Su fecha de nacimiento ha sido objeto de numerosas discusiones; hay quien sostiene que vivió 99 años, lo que supondría que había nacido en 1477, lo cual parece improbable, por lo que la crítica moderna acepta preferentemente la fecha 1487 ó 1490. Fue el segundo de los cinco hijos del notario Gregorio Vecellio. Todavía niño, fue llevado a Venecia y trabajó en el taller de Giovanni Bellini y más tarde se asoció con Giorgione, romántico y gran renovador de la pintura veneciana que influiría poderosamente en su obra, con el cual trabajó desde, aproximadamente, 1507.
PRIMERA ETAPA
En un principio, su estilo era "giorgionesco", pero tras la muerte de Giorgione concluyó algunas de las obras de éste, lo que ha creado problemas de atribución con obras como El Nacimiento de Adonis, Orfeo y Eurídice, Venus Dormida, El Concierto Campestre...
Hacia 1508 trabajó con Giorgione en los fres­cos del exterior del Fondaco dei Tedeschi (el almacén de los mercade­res alemanes) de Venecia, frescos actualmente perdidos en su mayor parte. Las pinturas más antiguas que posee la Co­lección datan probablemente de la época in­mediatamente posterior a esta obra.
Tiziano se convirtió entonces en maestro indiscutible de la pintura en Venecia y fue nombrado pintor oficial de la Serenísima República.
Tras los frescos pintados en Padua, en 1511, con Los milagros de San Antonio, su gran triunfo de estos primeros años fue La Asunción de la Virgen, en la iglesia de Frari de Venecia (1516-1518). Siguen a esta composición religiosa obras como La Anunciación, La Madonna en la Gloria con el Niño y Santos, El Entierro de Cristo, Las Tres Edades de la Vida...
En sus primeros retratos se evidencia ya la vigorosa personalidad del maestro veneciano, que logra caracterizar a cada uno de sus personajes, imprimiendo un encanto especial a sus fascinantes figuras femeninas, como hace en La Schiavona, Flora, La Mujer ante el Espejo...
Dominó también Tiziano los temas mitológicos, siendo el creador de tipos iconográficos característicos: La Ofrenda a Venus y Bacanal, Baco y Ariadna.
MADUREZ.
Esta segunda etapa, fecundísima y de plena madurez del artista, se inicia con la llamada Pala Pesaro, obra que realizó en 1526 en el mismo convento veneciano para el que había pintado La Asunción.
Tuvo una gran variedad de clientes: reyes (Retrato de Carlos V, realizado en ocasión de su coronación en Bolonia, tras el cual realizó otro retrato del mismo monarca que le valió ser nombrado pintor de la corte en 1533); sus retratos principescos establecieron las reglas de la retratística e influyeron en Velázquez, Rubens y van Dyck; los Gonzaga, en Mantua (Federico II Gonzaga en 1530, Eleonora Gonzaga); la familia Este, de Fe­rrara (Isabel de Este); los della Ro­vere, en Urbino; las iglesias y organismos de go­bierno en Venecia (Magdalena Penitente en 1533, Presentación de la Virgen en el Templo en 1538, La Visión de San Juan Evangelista entre 1541 y 1544). Con estas obras de carácter religioso se cierra la segunda etapa de la pintura de Tiziano, obras en las cuales ya se percibe un gusto por los contrastes de color violentos, los escorzos difíciles y las iluminaciones fantasmagóricas, todo ello como consecuencia de la influencia ejercida en Venecia por los pintores manieristas.Buena prueba de la influencia manierista la encontramos en La Alocución de Alonso de Ávalos (1540-1541), La Coronación de Espinas (1542-1544).
Por otra parte, en esta época, Tiziano visitó Roma para pintar un retrato del Papa Paulo III, viaje en que el maestro veneciano se familiarizó con la pintura de Miguel Ángel, quien no parece haberse sentido favorablemente impresionado por la obra de aquél, y de los manieristas romanos.
Durante los cinco meses que permaneció en Roma, Tiziano pintó numerosos cuadros para los Farnesio, familia de Paulo III: Retrato del Cardenal Pietro Bembo, Retrato del Cardenal Alejandro Farnesio (todos ellos en la Galería Nacional de Capodimonte, Nápoles).
De nuevo en Venecia, fue llamado por el emperador Carlos V a Augsburgo. Allí pintó uno de los más impresionantes retratos del monarca y realizó el delicado retrato de la emperatriz Isabel de Portugal.
TERCERA ETAPA.
Durante otra estancia en Augsburgo, realizó los retratos del Príncipe Felipe con Armadura y el de Juan Federico de Sajonia, así como numerosos cuadros de tema pagano de los que tanto gustaba Felipe II, el futuro rey de España, obras a las cuales Tiziano denominaba “poesías” y que constituyen temas mitológicos tratados con una fuerte dosis de erotismo, que contrasta poderosamente con
los austeros ideales de los que hacía gala el monarca español: Venus con Organista, Perrito y Dánae; Venus y Adonis. Desarrolló un estilo muy personal, caracte­rizado por una pincelada suelta y variada, así como por la utilización de una tonalidad suave que sentó prece­dente a lo largo de los siglos posteriores.
Hacia 1560, los envidiosos comenzaron a hablar de síntomas de decadencia en la pintura de Tiziano. En realidad, éste desarrolló por aquella época un nuevo estilo, plenamente visible en los “modelos” que han llegado hasta nosotros, esbozos tratados por el maestro que luego eran completados por sus discípulos en el taller, que dirigió su hijo Orazio y que jugó un papel cada vez más im­portante en sus obras. Se trata de pinturas de un trazo nervioso, de colores aplicados en veladuras superpuestas, de un efecto general que ha sido denominado “impresionismo mágico”.
La producción de Tiziano en estas últimas décadas comprende obras de extraordinaria fuerza, tanto en el terreno religioso -Dolorosa (1554), El Martirio de San Lorenzo (1559), San Jerónimo (1560), Santa Margarita (1565)- como en el mitológico -Diana y Acteón, Diana y Calixto (1556-1559), Venus vendando al Amor (1565)- y especialmente en sus retratos, en los que Tiziano parece alcanzar, con lúcida penetración, hasta el último entresijo de los personajes plasmados: El dux Francisco Venier, El Hombre con un Libro, Jacobo Strada, sus Autorretratos...
La muerte alcanzó al pintor, en 1576, cuando estaba realizando La Piedad (Galería de la Academia, Venecia), que destinaba a decorar su sepultura, obra de intenso pero sereno dramatismo.
El magisterio de Tiziano fue decisivo para la orientación de la pintura veneciana y ejerció un persistente influjo en toda Europa.
Comentario de algunas de sus obras:

La Bacanal pertenece a la primera etapa de su producción artística, en la cual está presente la influencia de su maestro Giorgione, cuyas características son llevadas hasta el extremo por Tiziano, dándose una mayor agitación y extraversión.
En esta obra quedan transgredidos los límites del equilibrio clásico, quedando patente de forma directa la sensualidad de sus obras mitológicas.
Este cuadro de Tiziano formaba pareja con la Ofrenda a la Diosa de los Amores. Ambos temas mitológicos fueron pintados para el duque de Ferrara, y regalados después por alguno de sus herederos al rey español Felipe IV, entre encendidas protestas de expertos italianos que lamentaron su salida del país. En esta Bacanal (fiesta de Baco).
Tiziano ilustra el tema mitológico de la llegada del dios del vino a la Isla de Andros que le estaba dedicada ya que por sus ríos corría vino en vez de agua. Sus habitantes esperan la llegada de Baco -su barco con las velas desplegadas se divisa al fondo- dedicados a la fiesta del vino.
Son magníficos el colorido y el movimiento de las figuras y, por supuesto, el espléndido desnudo femenino en reposo, a cuyo lado camina tambaleándose un lindo niño borrachito.

Tiziano hizo varios retratos del emperador Carlos V, que le consideraba su pintor predilecto y le favoreció con su confianza y amistad, concediéndole incluso un título nobiliario imperial.
El emperador eligió a su pintor favorito para que perpetuara con sus pinceles la gran victoria de las armas imperiales sobre los protestantes, en la célebre batalla de Mühlberg. Tiziano presentó a Carlos V como conductor de un ejército victorioso, en un magnífico retrato ecuestre que evoca los monumentos de los grandes emperadores romanos de la antigüedad.
En este retrato, perteneciente a la segunda época de la producción de Tiziano, el monarca se recorta sobre un bellísimo paisaje de bosque, con un río -la batalla tuvo lugar en las proximidades del río Elba-, iluminado todo por una luz de atardecer que le da un cierto tono de recogimiento.
La vivacidad de los colores del metal de la coraza (que se conserva en la Armería del Palacio Real), de la manta del caballo y el penacho que remata el casco del guerrero, contrastan magníficamente con la palidez y la cierta melancolía del rostro del protagonista, enfermo y próximo ya a retirarse en Yuste (Cáceres).
Plasma Tiziano en este retrato el concepto de majestad y serenidad, virtudes de las cuales el emperador ha de ser el máximo ejemplo.