Madonna del Magnificat Autor:Botticelli Fecha:1480-81 Museo:Galería de los Uffizi Características:118 cm. diámetro Material:Témpera sobre madera Estilo:Renacimiento Italiano
Una de las obras más famosas de
Botticelli, realizada para algún importante cliente florentino,
posiblemente un miembro de las familias Médici o Rucellai. La gran
cantidad de pan de oro empleada indica la riqueza de este cliente
anónimo, como se aprecia en los rayos dorados, la corona o los bordados
de los ropajes. El nombre de esta Madonna procede de las primeras
palabras del himno a María que aparece en la página derecha del libro,
mientras que en la izquierda -sobre la que escribe la Virgen- se ha
identificado el himno que san Zacarías realizó con motivo del nacimiento
de su hijo, san Juan Bautista, patrono de la ciudad de Florencia. María
escribe las últimas líneas de ese himno bajo los dictados de su hijo,
que dirige la mano de la Virgen. Los cuadros circulares reciben el
nombre de tondos, siendo muy populares en la Italia del Renacimiento, sobre todo para decorar palacios o edificios gremiales. Botticelli ya había realizado uno anteriormente, la Epifanía
de la National Gallery de Londres, pero esta Madonna del Magnificat
resulta una composición mucho más acertada al adaptarse las figuras al
marco con una admirable gracia. Así la Virgen se curva para formar un
semicírculo en sintonía con el marco, de la misma manera que el ángel
que protege a los dos que sujetan el libro agacha su cabeza. En los
laterales hay dos nuevos ángeles que incluso se muestran cortados; al
fondo, un paisaje deudor de las influencias de la pintura flamenca de los Van Eyck o Rogier van Der Weyden,
cuyas obras llegaban a Italia gracias al floreciente comercio entre
ambos países. Un arco de medio punto sirve de marco arquitectónico al
conjunto, en sintonía con las obras que se realizan en el Quattrocento.
Los personajes están sabiamente modelados gracias a la luz, acentuando
el aspecto escultórico que Botticelli exhibe tras su relación con los
hermanos Antonio y Piero Pollaiolo y Andrea del Verrocchio.
La línea domina un conjunto en donde el color tiene también un papel
relevante, destacando los tonos rojos y azules acentuados por el pan de
oro. La delicadeza de los detalles y la minuciosidad que aporta
Botticelli indican su aprendizaje como orfebre en su etapa juvenil,
manteniendo un cierto rasgo de goticismo en un conjunto que respira equilibrio y belleza clásica por todas partes.
Natividad
Autor:Botticelli Fecha:1500 h. Museo:National Gallery de Londres Características:108´5 x 75 cm. Material:Témpera sobre lienzo Estilo:Renacimiento Italiano
El poder de Girolamo Savonarola inició un
claro declive en los años centrales de la década de 1490 debido a que
su fanatismo casi tiránico encontraba una mayor oposición popular. Ese
momento fue aprovechado por sus enemigos, entre los que se incluía el
papa Alejandro VI, para darle el golpe definitivo; le acusaron de
herejía debido a sus fuertes críticas a la Iglesia católica y le
condenaron a muerte. La sentencia se cumplió el 23 de mayo de 1498,
siendo colgado públicamente en la Piazza della Signoria de Florencia y
posteriormente quemado su cuerpo. Botticelli estuvo muy afectado por
estos acontecimientos como recoge en sus escritos, provocando un
importante cambio en su pintura como se aprecia en esta Natividad, la
única obra firmada y fechada por el artista, en una inscripción en
griego que se aprecia en la parte superior de la tabla. La escena que
protagoniza la composición se sitúa en el centro: la Virgen adora al
Niño, que yace en un sudario blanco, junto a san José y diversos
pastores acompañados de ángeles. La Sagrada Familia se encuentra bajo un
tejado de paja, a la entrada de una cueva -elimina las referencias
arquitectónicas típicas del Quattrocento- destacando el tamaño de la figura de María, la más importante, siguiendo la ley de la jerarquía típica del mundo gótico.
Sobre el tejado, tres ángeles, y en la zona superior un Rompimiento de
Gloria en el que observamos el cielo dorado que alude a una imagen
celestial. Un coro de ángeles con ramas de olivo -símbolo de paz- y
cintas de alabanza a María ocupa la parte más elevada del conjunto,
alternando los colores de sus vestiduras de manera rítmica. En la zona
inferior, sobre la hierba, tres parejas de ángeles y hombres portadores
de ramas de olivo se abrazan, junto a varios demonios encadenados. Estas
pequeñas figuras cierran el conjunto por el inferior. La interpretación
que se hace de esta imagen es una simbología sobre la paz futura que
seguirá a las plagas, según se describe en el Apocalipsis de san Juan,
demostrando la capacidad de Botticelli para interpretar las exigencias
de sus clientes o sus propias ideas. Savonarola había profetizado Su
advenimiento, que el artista había calculado en 1503, suponiendo la
llegada de la paz definitiva para la Humanidad, como un nuevo Cristo.
Las figuras se han hecho más esquemáticas, interesándose más por el
mensaje que por cuestiones artísticas, abandonando el interés por la
arquitectura y la anatomía, resultando una evidente tendencia arcaica.
Estas obras supondrán el declive de Botticelli en la Florencia del
Cinquecento ante los jóvenes artistas que estaban iniciando su estilo
como Leonardo o Miguel Ángel.
Calumnia de Apeles
Autor:Botticelli Fecha:1495 h. Museo:Galería de los Uffizi Características:62 x 91 cm. Material:Témpera sobre madera Estilo:Renacimiento Italiano
La Calumnia es la última producción
mitológica de Botticelli. Desconocemos quién fue el cliente que la
encargó lo que ha motivado un aluvión de hipótesis; algunos
especialistas consideran que se trata de una referencia directa a la
acusación que sufrió el artista en 1502 de mantener relaciones
homosexuales con sus discípulos, acusación que no tuvo ninguna
consecuencia. También se considera como una obra en la que Botticelli se
defiende de Savonarola, el predicador que lanzaba sus sermones contra
los florentinos interesados especialmente por lo sensual. A pesar de su
contenido, la obra se debe encuadrar en las transformaciones que estaba
sufriendo la Florencia de fines del Quattrocento,
final de siglo que conllevaba la tensión y el miedo ante la llegada del
fin del mundo que gritaban los predicadores. Botticelli presenta a un
buen número de personajes en el interior de un palacete típicamente
renacentista, con una arquería en el fondo en la que apreciamos las
bóvedas de casetones decorados con diversas escenas que se repiten en el
friso. En la zona de la izquierda encontramos una figura desnuda que se
cubre el sexo con su larga cabellera y con la mano izquierda; se trata
de la Verdad, que eleva su brazo derecho al cielo como invocando a los
dioses para que reparen esa injusticia: por su postura y su desnudez
recuerda al Nacimiento de Venus.
Junto a ella se sitúa una anciana oculta bajo negros ropajes; es la
Compunción que dirige su mirada hacia la desnuda Verdad. En el grupo
principal aparecen diversos personajes: un hombre joven es la Víctima
arrastrada por el suelo, desnuda porque no tiene nada que ocultar y en
actitud implorante para que se ponga fin a esta situación; la Calumnia
le agarra por los cabellos, portando en su mano izquierda una antorcha
en relación a la manera de extenderse la calumnia como el humo del
fuego; dos bellas jóvenes trenzan los cabellos de la Calumnia con una
blanca cinta: la Impostura y la Perfidia, inseparables compañeras de la
Calumnia, que bajo su apariencia dulce y serena destrozan a la víctima.
Un hombre vestido de oscuro cierra el grupo, agarrando con su mano
derecha a la Calumnia; se trata del Odio, que mira al rey de manera
acusadora y le señala. En la zona de la derecha apreciamos al Rey, con
orejas de burro en su elevado trono, escuchando los consejos de la
Ignorancia y la Sospecha, tendiendo su mano al Odio. Todos los
personajes están ejecutados soberbiamente, destacando el carácter
escultórico con que han sido tratados por Botticelli, ciñendo sus
ropajes para resaltar su anatomía. La sensación de movimiento, las
referencias a la Antigüedad en la arquitectura y las expresiones de las
figuras hacen de esta obra una de las más atractivas del catálogo del
artista, dentro de un marcado carácter renacentista.
El nombre por el que conocemos esta pequeña tabla viene determinado por
una acusación por envidia del pintor griego Antifilos a su colega
Apeles. Se le acusaba de provocar una revuelta contra el rey egipcio
Ptolomeo IV por lo que fue encarcelado, obteniendo la libertad cuando un
auténtico líder de la rebelión manifestó la inocencia del pintor. El
rey rehabilitó a Apeles y le concedió a Antifilos como esclavo,
realizando el artista una obra en referencia a su caso. La historia se
conoce gracias al poeta Luciano, realizando Botticelli una nueva versión
del asunto.
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Ritratto postumo di Simonetta Vespucci (1476-80 circa) di Sandro Botticelli |
En el año 1478 Botticelli pinta esta tabla para Lorenzo di Pierfrancesco, primo del Magnífico. El destino de la obra era su villa campestre de Castello, en las cercanías de Florencia. En la izquierda de la composición aparece Mercurio, el dios mensajero y del comercio. A su lado se encuentran las Tres Gracias, enlazadas, por sus manos, recordando su postura los pasos de la danza cortesana. El centro de la escena está ocupado por Venus, la diosa del amor y del placer, sobre cuya cabeza se sitúa Cupido, con los ojos vendados y disparando sus flechas. La zona de la derecha está presidida por la Primavera, esparciendo las flores por la tierra. Flora, cuyo desnudo cuerpo es cubierto por un paño transparente, es perseguida por Céfiro, uno de los vientos. El fondo es un bosque que elimina cualquier referencia a la perspectiva. En este cuadro, Botticelli pone de manifiesto su dominio del color y del dibujo. Las figuras están modeladas con suavidad por luces y sombras, adquiriendo una corporeidad única. Sus miradas y sus cuerpos refuerzan la sensación de armonía y musicalidad que respira el conjunto. Los personajes se representan en la naturaleza, lo que equivale a describirla con la máxima precisión posible, como si se tratara de un ejercicio botánico. El tema del cuadro está en sintonía con las ideas neoplatónicas de la corte de los Médici, resucitando algunos de los episodios más destacados de la mitología clásica, entendida como saber válido. La obra se vincularía, por lo tanto, con los textos del neoplatónico Poliziano. |
En 1469 los "Sei della Mercanzia" - tribunal compuesto por seis miembros que juzgaban los litigios entre los comerciantes florentinos - encargaron a Piero del Pollaiolo una serie sobre las siete virtudes cardinales. Al no presentar el ciclo en el tiempo previsto, se encomendaron dos de las figuras a Botticelli, pintor relativamente desconocido en la Florencia de aquellos momentos que posiblemente recibió el encargo gracias a su vecino Giorgio Antonio Vespucci. Sandro sólo realizó la imagen de la Fortaleza, siendo pagada el 18 de agosto de 1470, convirtiéndose esta figura en la primera obra fechada del pintor. Botticelli ha colocado a la virtud sentada en un trono - en una postura muy similar a la Templanza - pero muy cercana al espectador, situando uno de sus pies fuera de la plataforma. De esta manera el artista quiere introducir al observador en la composición para hacerle partícipe. Los pesados ropajes están realizados con exquisita minuciosidad, destacando la coraza en la que se pone de manifiesto la formación inicial como orfebre de Sandro. Las luces modelan la estructura escultórica de la Fortaleza, en sintonía con los trabajos de Verrocchio o Donatello. Los vivos colores del vestido y del manto contrastan con la oscuridad del fondo, resaltando en el trono y en la tarima la delicadeza de las calidades de la madera. Sujetando un bastón de mando entre sus manos como atributo, la figura pintada por Botticelli transmite su virtud a través de su expresivo rostro y su postura. El joven artista no defraudó a sus clientes y con estos trabajos se situaba en los primeros puestos de la pintura florentina de fines del Quattrocento. |
Retrato de un joven
Autor:Botticelli Fecha:1485-90 Museo:National Gallery de Londres Características:37´5 x 28´2 cm. Material:Témpera sobre madera Estilo:Renacimiento Italiano
Desconocemos la identidad de este joven
retratado por Botticelli ante un fondo negro para resaltar la volumetría
y centrar nuestra atención en su atractivo rostro. Quizá sea algún
miembro de su taller o un paje de la familia Médici, encontrando una
interesante relación con un retrato de joven muy similar pintado por el
maestro en esas mismas fechas. La figura se presenta de frente,
resaltando sus anchas facciones a través de un potente foco de luz que
procede de la izquierda. A diferencia de sus primeros retratos, en los
que el artista mostraba referencias espaciales, en estos últimos
trabajos el fondo neutro hace que nos concentremos en el rostro,
destacando la expresividad que transmiten. Los mínimos detalles del
traje y la delicadeza de las líneas que constituyen la figura demuestran
la elevada capacidad como dibujante que siempre exhibirá Botticelli.
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Regreso de Judith a Betulia
Autor:Botticelli Fecha:1469-70 Museo:Galería de los Uffizi Características:31 x 24 cm. Material:Témpera sobre madera Estilo:Renacimiento Italiano
La historia bíblica de Judith será una de las favoritas del Renacimiento
en Florencia, poniendo en un lugar elevado la figura femenina. Ante el
grave riesgo que suponía para los judíos establecidos en Betulia la
presencia de las tropas del rey asirio Holofernes, la heroína fue la
única persona de su pueblo que demostró suficiente valentía para matar
al tirano. Viuda desde hacía unos meses, Judith apenas salía de su casa,
ayunaba todos los días y llevaba un cilicio sobre su cuerpo. Ante la
desesperada situación de la ciudad sitiada y sin agua, decidió
intervenir poniéndose sus mejores galas para destacar su belleza; se
encaminó hacia el campamento de Holofernes, quien se prendó de sus
encantos, obteniendo del rey cuanto pidiera. Una noche, Holofernes
organiza un banquete al que asisten sus generales y la bella Judith con
sus mejores vestidos y joyas. Tras abandonar los comensales la tienda
del rey, Holofernes yace ebrio sobre su cama, momento que aprovecha
Judith para cortarle la cabeza. Acompañada de su criada Abra, regresan a
Betulia donde exhiben el trofeo. Los asirios, ante la muerte de su
líder, huyen en desbandada, obteniendo el ingenio un sonado triunfo ante
la fuerza. El momento elegido por Botticelli para su composición
presenta a la bella heroína -que porta la espada de Holofernes y una
rama de olivo como símbolo de paz- y a su criada con la cabeza del
tirano, en un paisaje. Ambas figuras están captadas en movimiento,
reforzado por los pliegues de los paños, pegados a sus cuerpos. Pero
también trasmiten serenidad, conjugando dos elementos muy comunes en la
obra de Botticelli. Las figuras están sabiamente modeladas gracias al
empleo de la luz, destacando su aspecto escultórico, en sintonía con los
trabajos de los Pollaiolos y Verrocchio,
con los que Sandro se relacionó en estas fechas. El efecto de la
perspectiva es un importante logro en esta escena al mostrar un amplio
paisaje tras ambos personajes. Las tonalidades del fondo están en
sintonía con el vestido de Judith, creando un efecto de delicada
belleza. Las pequeñas dimensiones de esta tabla y su compañera -Descubrimiento del cadáver de Holofernes-
sugieren que estaríamos ante piezas de gran valor para su propietario,
que se guardarían en cofres o estuches para mostrarlas en momentos
especiales.
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Esta Anunciación es una de las obras más importantes entre los trabajos realizados por Botticelli en la década de 1480. Fue encargada por Ser Francesco Guardi, miembro de la burguesía media en la Florencia del Quattrocento, para la decoración de la capilla familiar, elevando así su prestigio social a la vez que obtenía una importante ayuda para su Salvación eterna, según el pensamiento de la época. Las dos figuras se insertan en un espacio cerrado, destacando el contraste entre paredes grises y baldosas rojizas. Tras ese suelo embaldosado contemplamos una puerta abierta a una balconada que permite observar un paisaje de claras reminiscencias flamencas, producto de los intensos contactos comerciales entre Italia y Flandes. Tanto el ángel como la Virgen se sitúan en posturas algo forzadas, remarcando el movimiento a través de los paños. Sus manos son el elemento fundamental de la composición, acercándose pero manteniéndose quietas a la vez, colocándolas en el lugar más observado de la tabla. El ángel quiere tocar a María y ésta admitir el mensaje que le transmite pero Botticelli parece haber detenido el tiempo. Los dos personajes tienen un sensacional aspecto escultórico reforzado por esos amplios paños que cubren sus cuerpos, que demuestra la calidad como dibujante que exhibe el maestro en toda su producción. Los deseos de manifestar la perspectiva a través del suelo embaldosado y el paisaje al fondo relacionan a Botticelli con Mantegna o Piero della Francesca, maestros que buscan el efecto de profundidad para alejarse de la planitud gótica. Los colores empleados por Sandro son de gran viveza, destacando la minuciosidad de los detalles y los pliegues de las telas, mostrándose como un pintor serio aunque con un cierto aire de frialdad, como si faltara un hálito de vida en sus composiciones. | . |
Adoración del Lama, Epifanía
Autor:Botticelli Fecha:1475 h. Museo:Galería de los Uffizi Características:111 x 134 cm. Material:Témpera sobre madera Estilo:Renacimiento Italiano |
Venus y Marte
Autor:Botticelli Fecha:1483 Museo:National Gallery de Londres Características:69 x 173´5 cm. Material:Oleo sobre tabla Estilo:Renacimiento Italiano
Si bien la temática mitológica es muy
reducida en la producción total de Botticelli, no deja de ser
sorprendente que se trate de la más popular. Obras como el Nacimiento de Venus, la Primavera, Minerva y el Centauro, la Calumnia o esta composición que conserva la National Gallery de Londres forman parte de la iconografía renacentista más conocida por el gran público, rayando a la misma altura que las obras religiosas.
El apaisado formato y la temática de esta tabla hacen pensar a los especialistas que estamos ante un panel para un banco o arcón, uno de los regalos de boda más habituales entre las elitistas familias florentinas. Al aparecer unas avispas -vespe, en italiano-zumbando alrededor de Marte indican que podría tratarse de un regalo para un miembro de la familia Vespucci, precisamente una de las ramas familiares que había adoptado la avispa en su escudo de armas. Venus, la diosa del amor y la belleza, aparece vigilante mientras su amante, Marte, el dios de la guerra y símbolo del deseo violento, duerme. Tres traviesos sátiros juegan a su alrededor y ni así consiguen sacarle del profundo sueño. Los amantes aparecen reclinados uno junto al otro, en una gruta formada por un mirto, árbol dedicado a Venus, lo que hace suponer que nos encontramos en un espacio dominado por la diosa del amor, idea reforzada por el gesto y la posición dominante de Venus. La diosa, medio incorporada, observando con mirada atenta y segura a su amante medio desnudo, se cubre con un vestido casi transparente, efecto conseguido gracias a un tenue sombreado que ha sido aplicado sobre un sombreado más ligero con el que ha sido modelada la carne de Venus, definiendo el maestro los contornos con una línea negra, firme y sinuosa. Cintas doradas y un broche de perlas sobre el pecho adornan la blanca túnica de Venus, entendiendo el broche como un símbolo de castidad. El tema de la tabla es el triunfo del amor sobre la guerra, consiguiendo Venus distraer a Marte de sus acciones bélicas, consiguiendo incluso que los sátiros utilicen sus armas como juguetes. Uno de los sátiros intenta despertarle soplando una concha en su oído mientras otros dos roban la lanza del dios, un cuarto se prueba el casco y un quinto sale gateando de la coraza, mirando con un gesto cargado de picardía. Algunos especialistas consideran que nos encontraríamos ante el tema de la superación del deseo sensual por el amor de Dios, apareciendo el dualismo entre amor terrenal-amor celestial que era tan habitual en el neoplatonismo de Marsilio Ficino. Botticelli buscó como inspiración un cuadro antiguo pintado por el romano Aetion y que describía Lucano, en el que se narraba la boda entre Alejandro Magno y Roxana, centrándose en el momento en el que los sátiros jugaban con las armas del gran general. Sin embargo, el tratamiento que hace Botticelli apenas presenta deudas con el arte antiguo ya que tanto la armadura como el vestido, las joyas y los peinados están tomados de la moda quattrocentista, al igual que se interpreta como contemporánea la idea de que hacer el amor agota al hombre y da fuerzas a la mujer, idea que a la que se aludía como broma en los esponsales matrimoniales de la época. Más universal e intemporal sería el tema central de la tabla: el amor debe triunfar sobre la guerra. |
El Nacimiento de Venus es una de las obras más famosas de Botticelli. Fue pintada para un miembro de la familia Médici, para decorar uno de sus palacios de ocio en el campo. El tema mitológico era habitual en estos emplazamientos campestres, surgiendo imágenes como la Primavera o Venus y Marte. Venus es la diosa del amor y su nacimiento se debe a los genitales del dios Urano, cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar. El momento que presenta el artista es la llegada de la diosa, tras su nacimiento, a la isla de Citera, empujada por el viento como describe Homero, quien sirvió de fuente literaria para la obra de Botticelli. Venus aparece en el centro de la composición sobre una enorme concha; sus largos cabellos rubios cubren sus partes íntimas mientras que con su brazo derecho trata de taparse el pecho, repitiendo una postura típica en las estatuas romanas de las Venus Púdicas. La figura blanquecina se acompaña de Céfiro, el dios del viento, junto a Aura, la diosa de la brisa, enlazados ambos personajes en un estrecho abrazo. En la zona terrestre encontramos a una de las Horas, las diosas de las estaciones, en concreto de la primavera, ya que lleva su manto decorado con motivos florales. La Hora espera a la diosa para arroparla con un manto también floreado; las rosas caen junto a Venus ya que la tradición dice que surgieron con ella. Técnicamente, Botticelli ha conseguido una figura magnífica aunque el modelado es algo duro, reforzando los contornos con una línea oscura, como si se tratara de una estatua clásica. De esta manera, el artista toma como referencia la Antigüedad a la hora de realizar sus trabajos. Los ropajes se pegan a los cuerpos, destacando todos y cada uno de los pliegues y los detalles. El resultado es sensacional pero las pinturas de Botticelli parecen algo frías e incluso primitivas. |
Botticelli. Alessandro Di Mariano Filipepi
Nacionalidad: Italia
Florencia 1444-45 - Florencia 1510
Pintor
Estilo: Renacimiento Italiano
Escuela: Quattrocento , Escuela Italiana
Sandro Botticelli es el nombre por el que popularmente se conoce al pintor del Quattrocento
italiano Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi. Botticelli era el
apodo de su hermano mayor, Giovanni, cuya obesidad provocó que el mote
de tonelete se extendiera a todos los miembros de la familia. Sandro
nació en Florencia hacia 1444-1445, en el seno de una familia humilde de
artesanos. Quizá por eso se inició en el arte de la orfebrería, oficio
de gran prestigio en el siglo XV. Pero el joven cambió de planes y con
17 años entró en el taller de Fra Filippo Lippi,
uno de los pintores florentinos más afamados del Quattrocento. Ese
aprendizaje tuvo lugar en Prato y duró unos cinco años. Hacia 1465
Sandro hace sus primeros trabajos bajo la atenta mirada de su maestro,
cuyo estilo apreciamos en las Madonnas con Niño realizadas durante estos
años. Desde 1470 Botticelli dirige un estudio en la actual Via della
Porcelana de Florencia, en una casa adquirida por su padre seis años
antes. Será ese año cuando reciba el primer encargo procedente de una
institución oficial, la Fortaleza para los "Sei della Mercanzia". La fama del joven pintor venía avalada por obras anteriores como la Epifanía. Su inclusión en la lista de la "Compagnia degli Artisti di San Luca" data de 1472, encontrándose a Filippino Lippi
entre los ayudantes o discípulos de Sandro. No en balde, el estilo de
ambos maestros será muy similar en aquellas fechas, gustando de las
figuras lineales y el empleo de un colorido brillante. En estos primeros
años de la década de 1470 realizará escenas de gran belleza como el Regreso de Judith a Betulia, una segunda Epifanía o la Virgen de la Eucaristía.
En 1474 se traslada a Pisa para realizar una serie de frescos en el
cementerio de la localidad, ejecutando como prueba una escena de la
Virgen; por desgracia ni los frescos ni la tabla se conservan. Un año
más tarde se iniciará la estrecha relación entre la familia Médici y
Botticelli, colaboración que será larga y fructífera. Las obras
realizadas en estos últimos años de la década de 1470 - especialmente
retratos como el de Giuliano de Médici
- aumentarán su prestigio hasta ser llamado en julio de 1481 por el
papa Sixto IV para trabajar en la decoración de la Capilla Sixtina junto
a Ghirlandaio, Perugino, Pinturicchio o Cosimo Rosselli. La Rebelión contra la Ley de Moisés
y la Escena judía y las tentaciones de Cristo son las dos obras
ejecutadas en Roma. Acabado el trabajo en la Ciudad Papal, Sandro
regresa a Florencia recibiendo la noticia del fallecimiento de su padre.
En esta década de 1480, Botticelli realizará sus obras más importantes:
la serie de Nastagio degli Onesti, la Madonna del Magnificat o la de la Granada y sus escenas mitológicas - el Nacimiento de Venus o la Primavera
- con las que verá aumentar su éxito. No en balde, en estos años
obtendrá numerosos encargos de las familias más prestigiosas de
Florencia. El Retablo Bardi o la Anunciación indican que su bello estilo está en su momento álgido, estilo que se encuentra a caballo entre los conceptos del Renacimiento y el espíritu del Gótico tardío,
integrando en sus obras el pensamiento de sus clientes, por lo que sus
encargos fueron numerosos. En la década de 1490 se iniciará la
influencia del monje benedictino Girolamo Savonarola en la religiosidad
de los florentinos, que afecta al propio Botticelli, cuyo hermano Simone
seguirá fervorosamente al clérigo. La muerte de Lorenzo el Magnífico
llevará pareja la expulsión de los Médici de la ciudad en 1494, aunque
el maestro se mantenga en contacto con ellos. Pero el peso de Savonarola
crecerá con fuerza en el ambiente florentino y las obras de Sandro
sufrirán un giro hacia el ascetismo, como comprobamos en la Piedad, la Coronación de la Virgen o la famosa tabla de la Calumnia de Apeles.
La situación económica del pintor no debe ser mala ya que adquiere
junto a su hermano una villa con vistas al Arno. El 7 de febrero de 1497
Savonarola realizará la primera "hoguera de las vanidades" en
Florencia, donde serán quemados numerosos objetos de lujo,
considerándose que Botticelli llegó a arrojar al fuego algunos de sus
trabajos. Algo más de un año después Savonarola será ahorcado y quemado
en la hoguera acusado de herejía; el fallecimiento del clérigo afectará
mucho al ánimo del pintor, aumentando el ascetismo en sus trabajos como
observamos en la Natividad de 1500, la única obra firmada y fechada que se conserva. Hacia 1500 el estilo de Sandro era totalmente superado por el de Leonardo o Miguel Ángel.
En 1502 será acusado anónimamente de mantener relaciones homosexuales
con sus ayudantes y discípulos, acusación que afortunadamente para el
artista no tendrá consecuencias judiciales ni sociales ya que dos años
después sería miembro de la comisión que decidió el emplazamiento de la
estatua del David de Miguel Ángel. Botticelli falleció en Florencia el
17 de mayo de 1510, siendo enterrado su cuerpo en el cementerio de
Ognissanti, ocupado en la actualidad por diversos edificios.Nacionalidad: Italia
Florencia 1444-45 - Florencia 1510
Pintor
Estilo: Renacimiento Italiano
Escuela: Quattrocento , Escuela Italiana
textos extraidos de
http://www.artehistoria.
Botticelli es el auténtico maestro del dibujo del Renacimiento, además de un gran humanista, que hace alegorías con un fondo moral en la corte de los Médicis. Un placer saludarte, Isthar. Besos.
ResponderEliminarHola Paco, un gusto saludarte y agradecer tu visita. No habia entrado porque estaba en Paris, con mi hija que vino de USA, estoy re feliz.
ResponderEliminarBotticelli es uno de mis preferidos, es sencillamente maravilloso.
Te comento que he puesto dos comentarios en tu blog, pero no aparecen, tampoco aparecen en otros blogs amigos, si sabes como arreglar esto dime porfa.
Un abrazo
Marissa
Hola amiga,que bien leerte de nuevo,me alegro de tus buenas noticias,aqui estoy como siempre deleitandome en la obra de uno de mis pintores favoritos,sumergida en pleno Renacimiento.
ResponderEliminarUn gran abrazo,siento que sigas teniendo dificultades para comentar.En mi blog se ha publicado bien tu saludo.
Con afecto,
Ana.
¡Qué entrada tan gratificante! Siempre se siente bien tomarse su tiempo para disfrutar del arte. Me gustaría que preparases una entrada para Gabino Amaya Cacho, es un gran artista, muy humanista, feliz, y transmite cantidades de buena energía. Saludos, y felicidades por tan buen blog.
ResponderEliminarObras clásicas de esta magnitud no tienen comparación. Como las de Gabino Amaya Cacho. Artistas impresionantes.
ResponderEliminarVaya es increíble la cantidad de arte que se conserva en el mundo, pintores como Salvador Dalí, Botero, Frida, Gabino Amaya Cacho, Gabino Amaya Guerrero, Picaso y muchos mas. No somos dignos de tal belleza.
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