miércoles, 29 de septiembre de 2010

RAFAEL SANZIO

























































































































Nació en Urbino a finales del siglo XV. Autor de vida efímera ya que murió con 27 años, por lo que su obra se desarrolló en el primer cuarto del s.XVI, en el Cinquecento. A pesar de su corta vida nos ha dejado una fecunda producción ya que la mayoría de sus obras están coparticipadas con un gran numero de discípulos. Es uno de los grandes genios de la cultura universal, fundamentalmente por su gran dominio de la técnica pictórica. Si otros autores destacaron por su contenido iconográfico, su investigación cientifica,etc, en Rafael se aprecia un dominio de los recursos técnicos propios del arte pictórico. Su gran virtud estuvo en aprender de los grandes, sobre todo se fijó en los grandes maestros: Miguel Angel y Leonardo. No copio, sino que aprendió de ellos espiritualidad, recursos técnicos, sensibilidad, amor por la naturaleza, tratada siempre con su propia concepción del arte basada en la sencillez y el equilibrio. Fue un pintor fiel a lo real (realista), pero su obra apunta una clara finalidad idealizadora y simbólica, pues este principio platónico es compartido por el autor. Dibujante de una gran calidad, le da la misma importancia a éste como al color (Aunque este posee un poco más), en el que se consagra como un gran especialista. Rafael ha pasado a la historia como uno de los grandes maestros del color. Sus pigmentos son claros, finamente esmaltados, con lo que consigue un brillo propio su obra.Predomina en él la línea curva por lo que la obra se dota de movilidad y ritmo. Su forma de trabajar es la precursora del academicismo posterior. El maestro diseña la obra ejecuta el trazado inicial y los aspectos problemáticos, dejando a sus discípulos el grueso de la obra, para dar después el retoque final.En su efímera vida se distinguen varias etapas:1º) Es su etapa inicial, pinta en su Urbino natal y en la ciudad de Perusa, donde tiene el taller Perugino. Sus figuras son redondeadas, blandas, delicadas, en ellos se les trata de introducir un aspecto mistico-religioso.
Los desposorios de la Virgen
En ella se aprecia la clara influencia de una obra similar del maestro Perugino que en la capilla Sixtina está realizada al fresco titulado "La entrega de llaves a San Pedro". La obra de Rafael se encuentra en la pinacoteca Breda de Milán. Sitúa en un primer plano a los personajes centrales en un gran espacio abierto, sobre un suelo enlosado que ayuda a proyectar mejor la pirámide visual que desemboca en una puerta que se abre en un fondo arquitectónico de segundo plano que es un templete circular, prototipo y modelo de arquitectura del Cinquecento ya que está inspirado en "San Pedro in mortori de Bramante". En un tercer plano sitúa un fondo de naturaleza basado exclusivamente en el cielo. Sus personajes presentan una figura estereotipada. Sus gestos parecen copiados de los de Perugino y el tema elegido es el de los desposorios y San José con la virgen en presencia del rabino. Tras la virgen las doncellas que la acompañan y tras San José los jóvenes casaderos que portan la vara de soltería. Los recursos técnicos y en especial los de la perspectiva se convierten en la obsesión del autor y ya se muestra como un gran dibujante y maestro del color.
2º) Etapa florentina
A pesar del ocaso de Florencia, sigue siendo el punto de referencia de los artistas del Norte de Italia. Su estancia es breve (1504-1508), pero intensa. Puede entrar en contacto con la obra de Miguel Angel y el propio Leonardo da Vinci. Se forja definitivamente como pintor, gana en aspecto cromático, su color se hace claro suave, más transparente, su pintura se hace más importante, incorpora la composición piramidal aprendida de Leonardo, busca la espiritualidad en sus personajes, en ésta época su producción es abundante en la que predomina madonnas y sagradas familias, pero su obra más famosa es La Virgen del Jilguero.
La virgen del Jilguero
Se encuentra en la ciudad de Florencia. Es la que sintetiza las características de esta cultura. En ella aparecen una profunda influencia de Leonardo da Vinci en su estructura piramidal, concebida por Leonardo y seguida por muchos autores, que ven en ella la mejor forma de jerarquizar y representar a los personajes del primer plano. Influencia de Leonardo también en el paisaje, una naturaleza viva, real, en continuo dinamismo y movimiento, sobre todo en el esfumato, esa atmósfera propia, envolvente que da profundidad al cuadro y que envuelve el fondo paisajistico con las figuras del primer plano. Se nos presenta a la virgen como una mujer de su época, joven, llena de amor, de ternura hacia su hijo y San Juan Bautista que desnudos o semidesnudos juegan con un jilguero, mientras que ella sostiene un libro abierto. La anatomía es todavía esa redondez blanda, pero que denota un gran conocimiento de la anatomía humana. Los colores son claros, suaves, transparentes, con dominio de lo cálido.El paisaje de fono, estético, armonioso. Toda la composición se llena de un notable equilibrio y serenidad.
3º) Pero en el siglo XVI es Roma la ciudad que se convierte en el centro de la producción artística. El papa Julio II se convierte en el nuevo mecenas del arte italiano y a su corte se desplazan los mejores artistas de le época. Rafael es llamado por el propio Julio II para que le decore una de las estancias que precede a la capilla Sixtina. Llegó con tan solo 25 años, pero precedido por una merecida fama como pintor, mientras que él pinta una estancia, otros pintores (Lotto, Signorelli, Perugino) hacen lo mismo en otras. Miguel Angel se afama en pintar la bóveda de la Capilla Sixtina influyendo en el joven Rafael.La escuela de Atenas Es el más famoso de los frescos de las estancias de Rafael. En él la simbiosis entre Antigüedad y cristianismo (neoplatonismo) está plenamente conseguida, recogiendo el sentir del humanismo cristiano del que el papa Julio II y el propio Rafael son destacados. Recoge en su fresco el ambiente atemporal en una escuela de Filosofía griega donde la mente no encontraba ni la quietud, ni la paz, estaba en continuo movimiento, en búsqueda de la verdad; verdad que se busca a través del diálogo, del compartir ideas, del aprendizaje de los discípulos de las teorías de sus maestros. En un equilibrio estudiado sitúa a los grandes filósofos y pensadores de la Antigüedad a los que incorpora rostros contemporáneos de grandes artistas del Renacimiento. En el centro destaca la figura de Platón representado como un hombre mayor que con su dedo mirando al cielo nos indica la supremacía de las ideas. Junto a él Aristóteles que sostiene un libro de ética, mucho más joven y engreído, con su palma de la mano hacia la Tierra dando prioridad a la experiencia. A su lado Sócrates con sus dedos señala su silogismo, siendo escuchado por un grupo de discípulos entre los que destaca con su armadura Alejandro Magno. Delante de ellos el viejo Pitágoras desarrolla su teorema, copiado por un buen número de alumnos. En el lado opuesto Arquímedes desarrolla también sus teorías, en este grupo se representan el propio Rafael y su discípulo Sodoma.Todo ello en una composición armónica equilibrada llena de ritmo y en una clara exaltación a la razón humana. Sitúa dicha escena en un fondo arquitectónico fácilmente reconocible, el proyecto que Bramante había realizado para la nueva basílica de San Pedro: Planta de cruz griega, bóvedas de cañón, crucero en el que soportan una amplia cúpula sobre pechinas, en un rico armazón constructivo de mármol en el que destacan esculturas de dioses paganos de clara influencia clásica.

Al final de su vida inicia un cuadro, inacabado, siendo terminado por uno de sus discípulos. Es un cuadro de grandes dimensiones en el que se aprecia la influencia espiritualista de Miguel Angel sobre Rafael. Sus años de trabajo próximo han dado lugar a que el manierismo iniciado por Miguel Angel encuentre eco en este cuadro, siendo su única obra tachada de manierista.Titulada la transfiguración se aprecian en el mismo cuadro dos escenas diferentes. En la parte superior la transfiguración de Jesús en el monte Tagor y en la inferior un niño endemoniado.En la escena superior sobre un paisaje con influencia de Leonardo aparece Jesús destacado porque tras él ha situado un foco de luz interior, mientras que sus apóstoles sorprendidos, en posturas forzadas, asisten al milagro desde la cima del monte Tagor. Sin continuidad histórica, ni cronología en la parte inferior se sitúa la escena del niño endemoniado, liberado de los demonios en presencia de una muchedumbre. Capta Rafael más que el milagro en sí, las pasiones y sentimientos de la gente. Los ojos son el reflejo del alma interior y asisten a ese milagro con actitudes diversas. El color, las pinturas, el dibujo, la luz, son elementos técnicos propios de Rafael presentes en el cuadro.

lunes, 27 de septiembre de 2010

GIOTTO di BONDONE

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GiottoNacionalidad: ItaliaBondone 1267 h. - Florencia 1337 Pintor y arquitectoEstilo: Renacimiento ItalianoEscuela: Trecento
Obras: 137
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No contamos con excesivos datos fiables sobre la vida de Giotto di Bondone, ni la fecha de su nacimiento, ni cuáles fueron sus maestros, ni siquiera la datación exacta de muchas de sus obras. Lo que sí conocemos, por las crónicas de sus contemporáneos, es la gran revolución que supuso su nueva concepción artística, que se puede considerar como precursora de las innovaciones que cambiarán la marcha de la pintura occidental, desde el humanismo del Renacimiento hasta el siglo XX. Giotto nace hacia 1267 al norte de Florencia, en el valle de Mugello, en la aldea de Vicchio. Cuenta la leyenda que por allí pasó en la década de 1280, el gran maestro italiano Cimabue, que vió pintar a un pastor sobre una tabla a su rebaño. Cimabue decidió llevárselo con él y ejercitarlo en el arte de la pintura. Evidentemente, el pastor era Giotto y lo absolutamente asombroso es que tomara como maestra de la pintura a la Naturaleza, en un momento en el que el arte estaba dominado por la llamada "maniera greca", las líneas ondulantes y estilizadas de las figuras, los fondos de oro y la irrealidad y frialdad lejana de los personajes. Pero Giotto apuntaría, con este escrutamiento de la Naturaleza, una concepción nueva del arte de la pintura. Tras los años de aprendizaje en el taller de Cimabue, Giotto di Bondone llegó con el maestro a la recién construída basílica de San Francisco, en Asís. La orden franciscana era la más poderosa en la época y, con su iglesia, quería rendir un homenaje al santo fundador, que estaba enterrado en el propio templo, en la cripta de la basílica Inferior. Con la decoración al fresco de la basílica Superior, Giotto dió a la pintura el primer ciclo narrativo sobre la historia de un santo. Fue aquí, en Asís, en los últimos años del siglo XIII, cuando el maestro pudo dar muestras de su nueva concepción artística. Giotto figuró unas escenas en la que se consigue determinar un lugar concreto, un espacio verosímil en donde las figuras se insertan de forma natural. Aunque, en cierta medida, su formulación espacial es bastante primitiva, su observación de la Naturaleza le lleva a crear un marco real, ya sea con arquitecturas, ya en un paisaje abierto, en donde transcurren los acontecimientos narrados. Además, Giotto individualiza a los personajes, que toman características y rasgos propios bien definidos: gestos, movimientos, expresión, algo que no ocurría desde la Edad Antigua. Será a partir de este momento, cuando Giotto empieza a ser considerado el gran maestro de su tiempo, rompiendo con el estilo decorativo bizantinizante que dominaba la pintura hasta ese momento. Giotto era llamado de todas las partes de Italia requerido por los personajes más poderosos, no sólo órdenes eclesiásticas, también mercaderes, banqueros y comercianes. Tanto al fresco como en tabla, Giotto renovó el lenguaje figurativo de toda su época. De los primeros años del Trecento, son algunas de las tablas más interesantes del maestro italiano. Algunos crucifijos y retablos con el motivo tradicional de la Maestà, esto es, la Virgen y el Niño rodeado de ángeles, son buenas muestras de su revolucionario estilo. Giotto rompía con la tradicional iconografía de Cristos y Madonas, hasta el momento con caracteres intemporales, para acercarlos a la realidad y cotidianeidad del hombre de su tiempo. Ambos temas tomaban unas connotaciones de tipo naturalista que fácilmente eran identificadas por el espectador: sus gestos, sus reacciones, sus poses, sus modelados, su corporeidad material..., en una palabra, Giotto dotaba de rasgos humanos y verosímiles a las figuras sagradas, acercando la Divinidad a la cotidianeidad de su tiempo y al espectador moderno. Tanto esta concepción expresiva como la creación de un espacio en profundidad serán los aspectos arquetípicos del arte de Giotto, que desarrollará convenientemente en los sucesivos encargos. Desde los frescos para la capilla Scrovegni de Padua, o la pintura mural de la capilla Peruzzi y Bardi, para la iglesia florentina de la Santa Croce, el maestro italiano da pruebas de la ruptura de su arte con respecto a las formulaciones anteriores, habriéndo las puertas hacia la modernidad del Renacimiento. La fama alcanzada por Giotto le llevó a contar con un gran taller, que le permitía abarcar los numerosos encargos que recibía. Incluso la organización de su obrador y la forma de llevar a cabo el trabajo son de un carácter también moderno. Pero para los historiadores resulta un problema, porque el conjunto de su obra se presenta muy desigual, no sabiendo a ciencia cierta qué obras son de mano de Giotto y cúales pertenecen a sus ayudantes. Esto se manifiesta muy claramente en la decoración de la capilla de la Magdalena en la basílica Inferior de Asís, que se realizó entre 1316 y 1320, en donde lo único que podemos afirmar es que el maestro dió los modelos de las representaciones que, posiblemente, llevaron a cabo sus discípulos. Roma, Florencia, Asís, Padua, Rímini..., incluso el rey francés de Nápoles lo llamó a su corte, en 1328, refiriéndose al maestro italiano como "familiaris", lo que suponía un cambió definitivo en la consideración social del artista, anticipándose de nuevo al Renacimiento. Conquistada su posición social, el último encargo que recibió Giotto, hacia 1334, fue la dirección de los trabajos de la catedral de Florencia y de las obras urbanísticas de la ciudad, cosa que resultaba impensable para la mentalidad medieval del siglo XIV. el maestro era enterrado con honores en 1337. Todo ello da muestras de la labor y las conquistas que consiguiera en vida el maestro italiano, cuya paráfrasis más importante la encontramos en boca de Vasari, padre de la moderna historia del arte, que, en sus Vite de 1555, sitúa en la pintura de Giotto el nacimiento del arte italiano.

jueves, 23 de septiembre de 2010

PETER PAUL RUBENS

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Rubens, Peter PaulNacionalidad: FlamencaSiegen 28-7-1577 - Amberes 30-5-1640 PintorEstilo: Barroco CentroeuropeoEscuela:
Obras: 192
Alfabético
Cronológico
Galería
Alto y de noble porte, tenía las facciones regulares, las mejillas rosadas, el cabello castaño y en los ojos el brillo de una pasión contenida. Su compañía era seductora, su temperamento afable, su conversación grata, su ingenio vivaz y penetrante, su manera de hablar tranquila y juiciosa y el tono de su voz agradable, lo que le hacía elocuente y persuasivo. De esta manera describe Roger de Piles (1699) a Peter Paul Rubens, uno de los grandes genios del Barroco y una de las principales figuras de la Historia del Arte, al reunir en una sola persona singulares dotes artísticas, importantes conocimientos humanísticos, el dominio del latín y varias lenguas modernas y una especial habilidad para la diplomacia, convirtiéndose en ejemplo para un buen puñado de artistas, entre otros el español Velázquez. La familia de Rubens era originaria de Amberes donde su padre, Jan Rubens había alcanzado la posición de magistrado municipal, tras haber estudiado leyes en las universidades de Lovaina, Padua y Roma. Sin embargo, los graves acontecimientos políticos y religiosos que viven los Países Bajos en la década de 1560 llevan al joven Jan al exilio en 1568, debido a las sospechas de calvinismo que recaían sobre él. La familia Rubens -Jan se había casado con Maria Pypelinx y ya habían nacido varios hijos- se trasladó a la ciudad de Colonia donde Jan entró al servicio de Ana de Sajonia, la esposa de Guillermo de Orange. La relación entre Jan y su señora se fue estrechando cada vez más, hasta acabar siendo sorprendidos por Guillermo el Taciturno. El adulterio estaba castigado con la pena de muerte, pero la actuación de doña Maria Pypelinx en esta ocasión fue determinante, consiguiendo que la pena capital fuera conmutada por la cárcel, el pago de una considerable fianza y el exilio. Jan abandonó la prisión y se instaló con los suyos en Siegen, cerca de Colonia, donde nacería Peter Paul el 28 de junio de 1577. Al año siguiente se trasladaron a Colonia, una vez que Jan fue indultado por completo, ciudad en la los Rubens vivieron hasta el fallecimiento del padre de familia, en 1589. Maria Pypelinx y sus hijos regresarían a Amberes al poco tiempo, ya que ninguno había abrazado el calvinismo y nada les ataba a la ciudad alemana, instalándose en el centro de la ciudad flamenca donde su abuelo había prosperado como farmacéutico. El pequeño Peter Paul ya había iniciado su formación en la Escuela Católica y con los jesuitas en Colonia, por lo que continuó sus estudios en Amberes. Frecuentó la Escuela Latina de Rombant Verdonck donde conoció a Balthasar Moretus y se relacionó con los clásicos griegos y latinos, pero esta formación académica duró poco tiempo, ya que en la casa de los Rubens no se nadaba en la abundancia y había que dotar a Blandine, la hija casadera. La escasez económica familiar obligaría a que tanto Philip -el hermano mayor nacido en 1573- como Peter Paul abandonaran los estudios y se ganaran la vida por su cuenta. Philip consiguió una plaza de bibliotecario en Roma, mientras que Peter Paul fue colocado como paje al servicio de la condesa Margarita de la Ligne d´Aremberg, viuda de Felipe de Lalaing, en Oudenaarde. Esta experiencia le serviría de base para aprender las maneras cortesanas que posteriormente le serán tan útiles en sus viajes por Europa. Pero el joven Peter Paul no quiere permanecer mucho tiempo en ese oficio servil, por lo que decide hacerse pintor, aunque desconocemos las razones que le llevaron a esta decisión, apuntando el propio Piles que "no tenían, al principio, otra finalidad que la de aprenderla por gusto". Su primer aprendizaje artístico se inició hacia 1591, siendo su maestro Tobias Veraecht, pintor de paisajes con el que apenas estuvo tiempo. La elección de Veraecht como profesor es bastante sorprendente; la razón debemos buscarla en cuestiones financieras o familiares ya que era un pariente lejano de María Pypelinx. Una vez abandonado el taller de Veraecht, donde permaneció apenas un año, se trasladó al taller de Adam van Noort, "habilísimo pintor de figuras" pero de "conducta abyecta y libertina y humor brutal" por lo que el joven aprendiz abandonó su taller para trasladarse al de Otto van Veen, uno de los mejores maestros activos en ese momento en Amberes y el que más influyó en su estilo juvenil, además de Holbein y Durero, cuyos grabados copiaba desde temprana edad. En 1598, con 21 años, Rubens finaliza su periodo de aprendizaje y supera el correspondiente examen de maestro ante la Guilda de San Lucas de Amberes, corporación en la que se integraría como pintor independiente. Si bien la estancia en el taller de Otto van Veen no fue muy fructífera para el joven pintor, Van Veen inculcó a su discípulo la necesidad de acudir a Italia par realizar un segundo aprendizaje. Peter Paul emprendió ese viaje el 9 de mayo de 1600 con el objetivo de ampliar su formación artística, estudiando las obras del Renacimiento y la escultura clásica. Viajó en compañía de un joven pintor llamado Deodato del Monte y su primera parada fue Venecia, donde conoció a un noble mantuano que le recomendó para trabajar en la corte del duque de Mantua, Vincenzo Gonzaga, curioso personaje sincero protector del arte y de los artistas para cuya familia ya había trabajado Tiziano, Mantegna o Giulio Romano. En la corte de Mantua permanecerá durante casi nueve años, sirviendo al duque tanto en cuestiones artísticas como diplomáticas. En el verano de 1601 Rubens está en Roma, donde estaba trabajando su hermano Philip como bibliotecario. La pintura de Caravaggio llama su atención y se interesa especialmente por la Capilla Sixtina pintada por Miguel Angel y las Stanzias de Rafael. En la Ciudad Eterna tiene la primer oportunidad pública de demostrar sus dotes como pintor, ya que se le encarga la decoración de una capilla de la iglesia de Santa Croce in Gerusalemme de Roma, iglesia de la que había sido cardenal titular el archiduque Alberto de Austria, en estos momentos gobernador de los Países Bajos. El éxito obtenido por Rubens con estas pinturas será grande ya que aunque flamenco se le considera italiano por estilo. En 1602 está de nuevo trabajando en Mantua donde recibe una importante misión al año siguiente. Tiene que realizar un viaje a España para entregar al rey Felipe III y su valido, el duque de Lerma, varios presentes, entre ellos un buen número de copias de los grandes artistas del Renacimiento, Tiziano y Rafael entre otros. El duque de Mantua deseaba con estos presentes conseguir el cargo de almirante de la flota española. Al llegar a Valladolid, Peter Paul realizará el impresionante retrato ecuestre del duque de Lerma, con el que conseguirá gran fama entre los cortesanos españoles, especialmente el marqués de Siete Iglesias, don Rodrigo Calderón, la mano derecha de Lerma. Los éxitos obtenidos permitieron a Rubens recibir ofertas para mantenerse en la corte española pero retornaría al servicio de Vincenzo Gonzaga, posiblemente porque el ambiente artístico español de ese momento no era de su agrado, al tiempo que deseaba continuar con su aprendizaje. Tras un nuevo periodo en Mantua, vuelve a finales de 1605 a Roma donde hace un importante encargo para la iglesia de San Felipe Neri. En estas fechas realizará varios viajes a Génova donde ejecutará un buen número de retratos de la nobleza del lugar, insuflando la frescura y la vitalidad necesaria como para renovar el concepto de retrato aristocrático. Será en 1604 cuando el duque de Mantua realice a Rubens el primer encargo de importancia, la decoración de la iglesia de la Trinidad de Mantua donde pone de manifiesto su admiración por la escuela veneciana integrada por Tiziano, Tintoretto, Veronés o Correggio. Las obras clave de esta estancia italiana serán las pinturas realizadas para el altar mayor de la Chiesa Nuova, la iglesia romana de Santa Maria in Vallicella, encargadas por los Oratorianos a finales de 1606. En octubre de 1608 Rubens regresa de manera urgente a Flandes. La razón será el delicado estado de salud de su madre, doña María Pypelinx, llegando a Amberes cuando la madre ya había fallecido. Si bien Peter Paul se había comprometido a regresar a Mantua, la oferta realizada por los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia, gobernadores de los Países Bajos, no puede ser rechazada. Se le ofrece el cargo de "pintor de la casa de sus Altezas Serenísimas", permitiéndole instalarse en Amberes y fijando un sueldo anual de 500 ducados, cobrando aparte las obras pintadas para los gobernadores, al tiempo que se le eximía de impuestos y se le condonaban las deudas establecidas con la Guilda. Al año siguiente de establecerse en Amberes, el 3 de octubre de 1609, Rubens contraía matrimonio con Isabella Brandt, la hija de un alto funcionario municipal llamado Jan Brandt. La novia era catorce años más joven que el pintor pero esto no fue inconveniente para que establecieran una relación perfecta, naciendo de este matrimonio tres hijos: Clara Serena, Albert y Nicolas. Pronto llegarán los primeros encargos importantes entre los que destacan la Adoración de los Magos que hoy conserva el Museo del Prado y dos grandes trípticos para las iglesias de Amberes: La erección y el Descendimiento de la Cruz, obras con las que cosechará un sonoro éxito, poniendo de manifiesto su admiración y dependencia de la escuela italiana, desde los Carracci hasta Caravaggio, pasando por Tiziano, Tintoretto o Miguel Angel. Al poco de instalarse en Amberes se construyó una casa con un gran jardín donde edificaría un espacioso estudio, una amplia biblioteca y una sala para albergar sus colecciones. La casa respondía a las características de la arquitectura y la decoración italianas, estando diseñada por él mismo. En las inscripciones que decoraban el arco del jardín se podía leer: "Dejemos a los dioses el cuidado de procurarnos sus dones y de concedernos lo que más nos conviene, pues ellos quieren a los hombres más de los que más de lo que los hombres se quieren a sí mismos"; "Pidamos la salud del cuerpo y la del espíritu. Un alma fuerte que no tema a la muerte, inaccesible a la cólera y a los deseos vanos". En ambas inscripciones se pone de manifiesto su concepción neoestoica de la vida, en sintonía con buena parte de los humanistas flamencos del momento con los que estableció una estrecha relación: Justo Lipsio, Ludovicus Nonnius o Gaspar Gevaerts. Ya en estas fechas Rubens llevaba un ritmo de vida tremendamente metódico. Se levantaba a las cuatro de la mañana, oía misa y se ponía a trabajar durante unas doce horas, al tiempo que un lector le leía en voz alta las obras de Plutarco, Tito Livio o Séneca. Hacía una comida frugal para que no interfiriera en el trabajo y una vez acabado éste, realizaba un paseo a caballo por los alrededores de Amberes. Regresaba a casa para cenar en compañía de los amigos, disfrutando de las conversaciones. Las obras pintadas por Rubens en la década de 1610 todavía presentan una significativa dependencia de la tradición flamenca, aunque las novedades aprendidas en Italia empezarán a tomar fuerza con el paso del tiempo, como podemos observar en el ciclo pintado para los Jesuitas de Amberes (1617-1621) compuesto por dos grandes lienzos de altar y 39 pinturas para las bóvedas de las galerías y las naves laterales, escenas en las que se aprecia claramente su dependencia de las decoraciones de los palacios venecianos pintados por Tiziano, Veronés o Tintoretto. Las 39 pinturas fueron realizadas por el taller, en el que Van Dyck era el principal ayudante. Y es que buena parte de los trabajos realizados por Rubens serían ejecutados por su amplio y fructífero taller ya que, como él mismo dice en 1618 a Carleton, "me encuentro tan sobrecargado de encargos para edificios públicos y colecciones particulares que me resultará imposible aceptar otros nuevos antes de que transcurran varios años". Rubens realizaba los bocetos y sus ayudantes -entre los que se contaban los mejores artistas del momento como Van Dyck, Lucas Vosterman, Paulus Pontius, Jacob Jordaens o Christoffel Jeghers- ejecutaban los trabajos siguiendo las líneas principales marcadas por el maestro, sin perder éste nunca el control sobre el resultado final del producto, ya que siempre retocaba las obras de los ayudantes antes de darlas por finalizadas. También resultará habitual su colaboración con otros artistas, entablando excelentes relaciones con sus colegas. Jan Brueghel de Velours, Paul de Vos, Lucas van Uden o Frans Snyders son algunos de los nombres que habitualmente trabajaban en igualdad de condiciones con Rubens, compartiendo la firma en los trabajos definitivos. La fama alcanzada por la pintura de Rubens rebasó las fronteras de los Países Bajos y le llegaron encargos de diferentes lugares de Europa. Estos encargos iban acompañados de distinciones y honores especiales, como los que recibió del Príncipe de Baviera o del rey Christian de Dinamarca. El primer trabajo importante para una corte extranjera llegará de París, concretamente de la reina madre doña María de Medicis. Se trata de dos ciclos de pinturas destinados a decorar el Palacio del Luxemburgo en París, uno de ellos dedicados a exaltar la memoria del difunto rey Enrique IV -tras muchas demoras no se llegó a realizar, quedando sólo bocetos y esbozos- y el otro ciclo dedicado a glorificar el reinado de María de Medicis, ciclo que se concluiría en el plazo fijado. El contrato se firmó en los primeros meses de 1622 y los veinticuatro cuadros fueron entregados con motivo de la boda por poderes entre Carlos I de Inglaterra y la princesa Enriqueta María de Borbón, en 1625. Rubens asistió a esta boda y allí conoció a un importante e influyente personaje, el duque de Buckingham, pieza fundamental en el próximo viaje que el pintor realice a tierras británicas. Antes de realizar este viaje a París, Rubens había intentado, entre 1623 y 1625, con la ayuda de un pariente residente en Holanda, negociar un tratado de paz entre Flandes y Holanda, negociación que se dio al traste ante la negativa holandesa a alcanzar la paz. Este fracaso llevó a una intensificación de las actividades militares en la zona, tomando Ambrosio de Spinola la plaza fuerte de Breda en 1625, episodio que será inmortalizado por Velázquez en Las Lanzas. Otro de los importantes ciclos realizados por Rubens en 1625 es el diseño de los tapices del Triunfo de la Eucaristía por encargo de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos y una de las principales clientes del maestro flamenco. La serie estaba dedicada al convento de las Descalzas Reales de Madrid, donde hoy se pueden ver los originales. En 1626, al poco de regresar de París, Rubens y su familia abandonan Amberes ya que la ciudad sufre una epidemia de peste. Se retiran a Laeken donde poseen una casa de campo, pero Isabella fallece, dejando al pintor viudo y con dos hijos. La pérdida de la esposa le produjo un gran dolor y, posiblemente para olvidar, no dudó en participar en las misiones diplomáticas que le llevarían a España e Inglaterra con el objetivo de que ambos países alcanzaran la paz y se pusiera fin al conflicto que desangraba la economía y las vidas de un buen número de hombres y mujeres de los Países Bajos. Bien es cierto que las conversaciones para alcanzar la paz se habían llevado de manera secreta entre Rubens y Gerbier, un pintor flamenco de la confianza del duque de Buckingham, desde hacía un tiempo pero la oposición del conde-duque de Olivares a poner fin a las hostilidades acabó con estas iniciales conversaciones en papel mojado. Pero a principios del año 1628 don Ambrosio de Spinola convencía a Felipe IV para que se retomaran las conversaciones, aunque el monarca no confiara en un principio en el pintor para tan alta empresa. La llegada de Rubens a Madrid en el mes de agosto provocaría un cambio en la actitud del rey, nombrando a Rubens Secretario del Consejo de Flandes y confiándole las negociaciones con Inglaterra. La estancia del maestro flamenco en la corte española le permitió reencontrarse con la obra de Tiziano y copiar todos los cuadros que poseía la casa real hispánica, según nos narra Pacheco. Este reencuentro con el arte del veneciano permitirá que se produzca un cambio decisivo en la pintura de Rubens, abandonando las formas escultóricas de las obras anteriores para interesarse por un mundo en el que la luz y el color ocupan ahora un papel determinante. Antes de marcharse a Londres, en abril de 1629, también tuvo oportunidad de realizar algunos trabajos, como los retratos ecuestres de Felipe IV y Felipe II o la Inmaculada Concepción para el marqués de Leganés que hoy conserva el Museo del Prado. Durante esta estancia madrileña, Rubens coincidió con el joven Velázquez y fue uno de los impulsores de que el sevillano realizara su inmediato viaje a Italia para ampliar sus conocimientos artísticos. En Londres permaneció un periodo de diez meses pero apenas tuvo tiempo para trabajar, a pesar de que Carlos I era un gran amante de la pintura. Recibió todo tipo de honores, entre los que se incluye un doctorado por la universidad de Cambridge, visitó la colecciones de arte y estrechó contactos con anticuarios y humanistas. Cansado de pasar tanto tiempo fuera de casa - "más que ninguna otra cosa en el mundo desearía volver a mi casa y quedarme allí para el resto de mi vida" escribió a su amigo Gevaerts- y con sus deberes diplomáticos casi resueltos -el tratado se firmaría ese mismo año de 1630- embarcó en Dover el 23 de marzo, poniendo fin a su etapa de grandes viajes, habiendo cumplido sus objetivos, tanto personales -fue nombrado caballero por los reyes de España e Inglaterra- como diplomáticos. Un vez en Amberes solicita a la archiduquesa Isabel "como única recompensa a todos mis servicios, que me eximiera de nuevas misiones y me dejara servirla desde mi propia casa. De cuantos favores me ha concedido éste ha sido el que más trabajo me costó obtener". Conseguido esto, su objetivo inmediato será encontrar esposa: "una mujer joven de una familia honrada pero burguesa, pues nadie puede intentar convencerme de que haga una boda cortesana. Me asusta el orgullo, un vicio inherente a la nobleza y en especial en aquel sexo, y por ello quiero elegir a alguien que no se avergüence de verme coger los pinceles. Y a decir verdad, me resultaría difícil cambiar el tesoro de mi libertad por los abrazos de una mujer vieja". La elegida será Hélène Fourment, de dieciséis años, hija de un próspero comerciante de sedas y tapices con el que Rubens tenía una estrecha amistad. Este matrimonio con la joven Hélène supondrá una especie de tónico para el maduro pintor, insuflándole ganas de vivir. Del matrimonio nacerán cinco hijos: Clara Johanna, Frans, Isabella Hélène, Peter Paul y Constancia Albertina, esta última nacida póstumamente. Hélène se convertirá desde ese momento en la principal modelo para el pintor, tanto para las santas como para las Venus. La felicidad conyugal que vive el artista se expresa en cuadros como el Jardín del amor del Museo del Prado o los numerosos retratos protagonizados por su esposa, algunos de ellos acompañada de sus hijos. Uno de los últimos encargos realizados por la archiduquesa Isabel Clara Eugenia será el Tríptico de San Ildefonso para la iglesia de Santiago de Coudenberg de Bruselas. La gobernadora falleció en diciembre de 1633, siendo sustituida en el cargo por el cardenal-infante don Fernando de Austria, hermano menor de Felipe IV. El Concejo de la ciudad de Amberes invitó al nuevo gobernador a que hiciera una entrada triunfal en la villa, siendo Rubens el encargado de organizar los preparativos. En los trabajos de la "Pompa Introitus Ferdinandi" participaron todos los artistas anturpienses -excepto Crayer y Van Dyck- engalanándose la ciudad con cinco arcos triunfales y cuatro tablados que fueron admirados por don Fernando el 17 de abril de 1635, en un recorrido por las calles que duró unas dos horas. Rubens entrará al servicio del nuevo gobernador y le hará un espectacular retrato ecuestre que hoy conserva el Museo del Prado. Sus últimos trabajos para las monarquías europeas estarán relacionados con la Península Ibérica y las Islas Británicas e Inglaterra. Para el rey Carlos I de Inglaterra pintó la decoración del techo de la Banqueting House en el Palacio de Whitehall de Londres, sala que estaría dedicada a exaltar el reinado del difunto Jacobo I. Para Felipe IV de España realiza una de sus decoraciones más importantes: la serie para la Torre de la Parada, pabellón de caza situado en el monte de El Pardo, las cercanías de Madrid. Se le encargaron unos 120 lienzos, de los que 63 tenían como temática la mitología mientras que los demás eran asuntos de cacería, que fueron derivados por Rubens a sus "especialistas": Paul de Vos y Peter Snayers. Los mayoría de los lienzos de la Torre de la Parada se perdieron en 1710, debido al saqueo del pabellón por parte de las tropas del archiduque Carlos durante la Guerra de Sucesión. De la decoración original sólo se conservan unos cuarenta cuadros, de los que 14 son de asunto mitológico, inspirados éstos en la "Metamorfosis" de Ovidio. Rubens se limitó a pintar los bocetos -los realizó aproximadamente en dos meses- que fueron pasados a lienzo por sus ayudantes Erasmus Quellinus, Theodor van Thulden, Jan Cossiers, Cornelis de Vos y Jacob Jordaens, retocando con sus propias manos estos trabajos antes de enviarlos a Madrid. Los ataques de gota eran cada vez más frecuentes en estos años, por lo que se vería obligado a delegar buena parte del trabajo en el taller en estos últimos tiempos. Hastiado del mundo de la corte y deseando "llevar una vida tranquila junto a mi mujer y mis hijos y no desear otra cosa en el mundo más que vivir en paz" Rubens compra el castillo de Het Steen, en las cercanías de Amberes, y pasa allí cada vez más tiempo, pintando paisajes para su propio goce y disfrute, delegando el trabajo y la organización del taller a Lucas Fayd´herbe. En una carta escrita a su buen amigo Peiresc dice "ahora hace ya tres años que, por la gracia divina, he conseguido recuperar la paz de espíritu tras renunciar a cualquier ocupación distinta a mi amada profesión (...) Me veía perdido en aquel laberinto, acosado día y noche por una sucesión sin fin de preocupaciones urgentes, lejos de casa durante largos meses y obligado a permanecer continuamente en la Corte". Curiosamente, esta última etapa de felicidad y tranquilidad será en la que pinte sus obras religiosas más violentas y crueles, como podemos observar en el Martirio de San Livinio de los Musées Royaux des Beaux Arts de Bruselas. El último trabajo realizado por Rubens sería el lienzo de Andrómeda y Perseo que conserva el Museo del Prado, obra que dejó sin terminar ya que le sorprendió la muerte mientras trabajaba en él. Rubens fallecía en su casa de Amberes el 30 de mayo de 1640, a punto de cumplir los 63 años. El Barroco había perdido al pintor que mejor interpretaría sus premisas, resultando su influencia avasalladora, tanto por la amplia cantidad de artistas que acudieron a su taller como por los grabados que se realizaron de su obra, llegando a todas las cortes europeas y convirtiéndose en pieza fundamental para el aprendizaje de los jóvenes artistas.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Jacob Ferdinand Voet, nacido en Antwerp, Bélgica, 1639-1700.

Para mi querida amiga,Madame Minuet




Marie Mancini















































Pintor flamenco Ferdinand Voet, nacido en Amberes, Bélgica, 1639-1700.
Pintura flamenca o escuela flamenca de pintura son los nombres que la historiografía del arte da al conjunto de pintores flamencos, los maestros que se formaron y mantuvieron sus talleres en las ciudades flamencas en los siglos XV, XVI y XVII, lo que cubre los estilos artísticos del Gótico final, el Renacimiento, el Manierismo y el Barroco.
«Escuela flamenca» es un nombre genérico, al estilo de las escuelas italianas (escuela florentina, escuela sienesa, etc.) o de la más reciente Escuela de Barbizon francesa.
Flandes es un ambiguo término territorial cuyo uso historiográfico no coincide con la actual Región Flamenca ni con el antiguo Condado de Flandes, sino con la zona septentrional del Estado Borgoñón que a partir de finales del siglo XV puede denominarse Países Bajos de los Habsburgo, y que forma en la actualidad la práctica totalidad de los tres estados de Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos. Era una región europea especialmente urbanizada y desarrollada social y económicamente. Sus ciudades (Amberes, Brujas, Gante, Bruselas, Ámsterdam, Delft, Haarlem, Leiden, etc.) fueron la cuna del comercio de arte a partir de los siglos XV y XVI.
Los talleres flamencos formaron a los pintores más destacados del Norte de Europa, atreyendo a muchas jóvenes promesas de la pintura de países vecinos, especialmente de las ciudades del Rin. Los maestros flamencos y sus obras eran altamente valorados, comprándose y demandándose su presencia como pintores de corte en toda Europa, lo que extendió su influencia.
Los maestros flamencos partieron del gótico tardío, un «gótico flamenco» que en pintura forma parte del gótico internacional, y se caracterizó por el detallismo de las miniaturas. Su evolución, que puede considerarse como «prerrenacentista», continuó a lo largo de los siglos XV y XVI con cierta independencia del Renacimiento italiano aunque terminaron notando su influencia. Dentro de la pintura renacentista europea, la escuela flamenca se inscribe dentro de lo que se denomina «Renacimiento nórdico» (el que se da al norte de los Alpes, es decir, fuera de Italia). La gran relación que tuvo el núcleo flamenco con España (especialmente con la Corona de Castilla) en el siglo XV permite hablar de un estilo hispano-flamenco.
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